La droga fue la última forma de ejecución sumarísima de disidentes de un régimen que había encontrado la forma de perpetuarse.
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La droga fue la última forma de ejecución sumarísima de disidentes de un régimen que había encontrado la forma de perpetuarse.
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Que la violencia machista se dispensa con independencia de lo que hagamos o dejemos de hacer las mujeres era algo que todavía no había aprendido.
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Entendí que esas jorobitas de silicona mal puestas que le brotaban de la cara eran los restos que le había dejado la búsqueda de la belleza, que en su día ella la habría ansiado como la ansiaba yo, con la misma sed y la misma desesperación. Ser como ella no era una maldición, era un don. Llevar aquellas plegarias de tejido cicatricial tan visibles significaba haber aspirado a rozar lo sublime
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Era una mujer y eso no se me podía extraer como si fuese un tumor, pero sí se podía inhibir si se aplicaba la suficiente presión. Y eso hice yo misma. Aplicar presión y cerrar mi celda por dentro.
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En aquella habitación, durante aquel encuentro, no quise ser otra que yo misma por primera vez en la vida
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Cuanado reimos con ganas no tenemos edad, lo hacemos igual durante toda nuestra vida y puede adivinarse en nuestra mueca la niña que fuimos o la anciana que seremos.
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Algo que parecía caído del cielo y dejado como exvoto en mi umbral. Algo que entre el ruido y la furia de madres babeantes y padres que se tapaban la boca para no dejar salir el llanto, entendí que me pertenecía.
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Mi madre lo dijo con cierto orgullo, sin querer seguía haciendo gremio con Margarita durante la conversación y habló como siempre hablaba de su propia capacidad para trabajar, dejando claro que nada se le ponía por delante. «Si hay que fregar de rodillas, se friega, si hay que frotar como una hija de puta, se frota, pero las cosas hay que hacerlas bien.» Esto se lo escuché decir en una conversación tiempo atrás y nunca se me olvidó. Podría ser su epitafio
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Los remordimientos y la contención llegan con la decrepitud, como el egoísmo, cuando se habita el reverso de la vida y se entiende que casi nada feo existe que no nos termine por alcanzar.
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Los hombres no se hacían hombres, se instruían en la masculinidad, e incluso entre los más buenos, pobre del que fallase en la práctica de la misma.
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¿Con qué frase empieza esta novela?