¿Y si nos replanteamos el canibalismo?

Antropófagos, caníbales, carnívoros, devoradores, lectoadictos que se atrevan a leer este pequeño ejemplar. Albert ha escrito nada más y nada menos que de un tema tan temido para muchos (por eso de la llegada del apocalipsis y de que todo vale), de lo escandaloso para otros (por lo que piensan, pero no se atreven a verbalizar) y de lo más kool, para otra élite más favorecida por la madre vida.
Licenciado en Ciencias políticas y filosofía, dos grandes ramas a tener en cuenta para favorecer a esta fantasía libresca que me trajo Masa Crítica hasta mis manos, (no las tengo regordetas, así que solo servirían como picoteo antes de un buen almuerzo) Premio Nacional de la crítica en catalán y otros cuantos, además de varias publicaciones.
Acompaña a esta obra unas ilustraciones de Clara Iris y de he decirles que son de lo más esclarecedoras, por si te quedaba duda de que lo tienen todo muy bien planteado y conservado, ya sea en salazón, encurtido, salteados y hasta para los más sibaritas, a modo de Sushi-SAMA.
Es una fantasía para los más atrevidos a adentrarse en un mundo en el que la compraventa de alimentos y costumbres alimenticias, cada vez más cercana a la de nuestros ancestros, las soluciones a aminorar la pobreza... latente en cada página. Un ensayo que aborta cualquier diálogo que pueda hacerte crear una mínima cercanía con algún personaje. de lo más aséptico. Todo está sustentado por un análisis detallado de esta novedosa forma de salir de la crisis mundial.
Un lectura descarada y aventurera, pues aún, cuando es pura fantasía, ¿o no? lo detalla con un sinfín de argumentos rememorando casos reales en los que la antropofagia consentida a lo largo de nuestra historia planetaria ha sido castigada con el cartel de canibalismo, pero excusando otras, en el que está arraigada en su cultura y vista por nuestros ojos, como culturas exóticas y aceptadas como tal, que te deja ¿ehhhing?
No ha sido difícil llevarle el hilo, aunque reconozco que se deja envolver por divagaciones para luego aterrizar en el planeta Tierra.
Una delicia su originalidad.

Ciertamente, esperaba un libro creado con humor, sin embargo, me parece un libro un tanto pretencioso, con divagaciones, que podría calificar más como delirios de una noche. Podría, también, definirlo como filosófico, aunque no lo tengo muy claro. Entra muy de golpe en materia, y yo que pensaba que era una introducción, y al final lo terminas de la misma manera que lo empiezas.

La verdad, no me ha gustado, no es lo que esperaba, y me he aburrido bastante en ciertas partes. Desconozco si el autor tiene más libros, y aunque creo que no es su mejor obra, escribe con elegancia, tiene un vocabulario muy rico, y le daría una oportunidad con alguna otra obra.

Debo reconocer que, las ilustraciones, son bastante buenas, de hecho es lo que más me ha gustado del libro.

Obrita compuesta por dos partes:

La segunda parte, la final y más corta, se la debemos a Swift que, con su genio, toca el tema del canibalismo y sus efectos (sobre todo en Irlanda). Brillante.

La primera parte, la de Albert Pijuan, que nos plantea con gran inteligencia, la posibilidad del canibalismo como opción alimenticia a tener en cuenta. Con ello nos demuestra que cualquier argumento puede ser defendido "lógicamente" sin importar su ética. ¿El problema? Dos, de hecho:
- se va bastante por las ramas, se pierde en su discurso para volver más tarde al planeta Tierra.
- su poca consistencia al decirnos que deberíamos usar el término antropofagia por ser más nuestro que canibalismo para después plagar de extranjerismos y frases que tienen perfecta traducción y sentido en español. ¿Por qué no llamar trampantojo al trampantojo? Me ha resultado bastante molesto (y pedante) encontrarme con hasta tres o cuatro expresiones así en medio párrafo.