(…) Puedes viajar por medio mundo para encontrar tu vida perfecta, mudarte a Australia si me apuras, pero al final lo que importa es la gente que conoces.
|
(…) Puedes viajar por medio mundo para encontrar tu vida perfecta, mudarte a Australia si me apuras, pero al final lo que importa es la gente que conoces.
|
—Hace poco más de dos semanas que os conozco y ya he estado en una tumba con un coronel del KGB, he visto a una ancianita diminuta drogar a un vikingo y he compartido cama con el hombre más guapo de Kent. En los ochenta, les di bastante a las setas alucinógenas durante tres o cuatro años. Una vez tomé LSD en Bratislava con Iron Maiden. Pero nada, nada que haya hecho en la vida, puede compararse a un par de día en vuestra compañía. ¿Qué más estáis tramando?
|
(…) La vida sencilla está muy bien, pero, en ese instante, con un asesinato que investigar, y esos mensajes amenazantes que recibe a diario, Elizabeth se da cuenta de que ha echado de menos meterse en problemas.
|
(…) da igual lo arriba que una haya llegado en el MI5 o el MI6, da igual la de veces que te haya disparado un francotirador o te haya recibido la reina, porque nada se interpone en el camino de Joyce cuando se le mete una idea entre ceja y ceja. (…)
|
Madre mía, el bien, el mal... —comenta Elizabeth—. ¿Qué importancia tendrá eso? Somos dos ancianitas inofensivas con un par de preguntas sobre un asesinato en el que no me cabe la menor duda de que usted no estuvo implicada.
|
Si que las personas sean ellas mismas, florecen.
|
“—Porque nunca he matado a nadie —contesta Viktor—. Sinceramente, en cuanto empiezas, ya no hay marcha atrás; tienes que seguir matando. - Pues es como el bálsamo labial —tercia Pauline—. En cuanto empiezas a utilizarlo, se te secan los labios y tienes que ponértelo sin parar.” |
Cuantos eran en la Comunidad del Anillo?