Somos mujeres. Y, después de todo, las mujeres somos guerreras.
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Somos mujeres. Y, después de todo, las mujeres somos guerreras.
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Los veo aplaudir para celebrar mi belleza, como si fuera algo que me hubiera ganado.
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Bruja, ese sólo es un término que los hombres usan para referirse a las mujeres que no les tienen miedo, que se niegan a aceptar órdenes.
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Soy Muirgen, la hija del Rey del Mar. Soy Gaia, la sirena que quería demasiadas cosas, que alzó la vista y se enamoró de un chico. Y soy Grace, la chica que bailaba con los pies destrozados, sonriendo a pesar del dolor, como si no pasara nada.
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Levanta la daga hacia el cielo («Pesa, ¿verdad, pequeña? Pesa mucho») y luego húndele la hoja en la espalda, retuércela, nota la carne sólida. Y retuércela bien hondo de nuevo, tallando círculos en su piel, arráncale trozos fibrosos. Busca su corazón, el corazón que no quiso darte voluntariamente. Ese corazón todavía seguirá latiendo, pero no por ti, nunca latirá por ti, Gaia. Métetelo en la boca y cómetelo entero, trágatelo, introdúcelo en el fondo de tu estómago. Allí latirá, como un segundo corazón. Y entonces Oliver será tuyo. Por fin
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No puede ser deseo lo que me ha empujado a venir a este sitio. Es amor. Tiene que ser amor. El amor es puro, y quier volver a ser pura. Quiero que Oliver me ayude a olvidar todo lo que Zale me ha hecho.
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¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?