Cuál es tu tormento

Nos gusta pensar que somos o insustituibles, eternos, que el ser humano lleva demasiado tiempo aquí como para que algún día no muy lejano camine hacia la nada.
Cerramos los ojos ante la destrucción del planeta, no nos gusta oír que no hay esperanza. ¿Podemos evitar oírlo? Supongo que, en cierta manera, sí. Pero cuando un médico te dice que no la hay, que para ti el tiempo se acaba, no te queda más remedio que creerlo, empezar a poner tus cosas en orden y, si es posible, planificar tu final.
Remembranza, acompañamiento, despedida.
No sé si serán verdades universales, pero ahí están.

No sé bien porqué llegó a mi lista de pendientes este libro (en mis “Quiero leer” estaba otro de la autora, no este), pero el caso es que el argumento me gustaba y que fuera tipo ensayo de vida también.

El estilo de la obra es reflexivo, como si en nuestro día a día fuéramos escribiendo lo que hacemos y pensamos en distintos momentos, lo cual puede parecer simplón si no fuese porque el leit motiv del texto es la relación de la autora con una amiga que se está muriendo. de este modo, cuando la autora nos cuenta que va a visitar a su amiga a otra ciudad y que aprovecha por la tarde para ir a ver una charla sobre el cambio climático y el fin de la especie (a cargo de su ex, como sabremos después), o cuando después coge una novela de un asesino en serie y nos cuenta el argumento, nos da una sensación muy realista de normalidad que se contrapone con esa idea del tiempo que se termina. Hay en esa descripción al detalle de los hechos nimios un intento (quizás) de encontrar algo tangible a lo que agarrarse porque realmente no estamos preparados para el abismo de la muerte.

Más adelante en la narración, cuando ambas se encuentran fuera de sus contextos habituales, en una casa alquilada en la que su amiga quiere morir, su relación, algo distante durante años, adquiere un nuevo nivel de profundidad en el que la comprensión y el entendimiento casi no necesitan palabras. La protagonista simplemente está allí para lo que su amiga necesite (un hombro en el que apoyarse, un oído que la escuche, alguien con quién compartir sus últimos momentos), pero en cierto momento siente que para ella también está siendo una especie de terapia, un impás en su vida en el que se da tiempo (el que parece ir descontando su amiga) para reflexionar sobre lo verdaderamente importante.

No es un libro fácil por lo que cuenta, pero sí que he disfrutado mucho con su lectura. Me parece que es importante que la enfermedad y la muerte estén más presentes en los libros, porque reflexionar sobre ello también nos prepara para lo que nos acabará llegando a todos.

Cuando la vida te pone en la situación de acompañar a una gran amiga en los últimos meses de vida va a ser inevitable que mil cuestiones sin respuesta dominen tu día a día.
En esta tesitura es en la que encontramos a la narradora de este libro en el que leeremos una mezcla entre autoficción, novela y ensayo. Será la enfermedad la que se encargue de marcar el tiempo final que compartan, en el que las conversaciones giran en torno a momentos que no volverán, decisiones equivocadas (o no), errores resueltos y dudas, muchas dudas.
La muerte, el duelo y las despedidas son el tema central pero estos asuntos tan dolorosos van rodeados de momentos cotidianos porque qué es la vida sino eso, momentos de inmensa gravedad que salpican nuestra rutina y la desbarajustan hasta hacer que no vuelvan a ser las mismas.
Es imposible pasar por la vida sin sufrir, eso ya lo hemos aprendido todos, pero el modo en el que te encuentres en esos momentos y cómo seas capaz de asumirlos marcarán la diferencia.
Este libro es tranquilo y sosegado, como un paseo por el parque cuando sabes que nada urgente te espera, ya que lo verdaderamente importante es ese paseo.
Leedlo sólo en momentos en los que vuestro corazón esté sano y ligero, las cuestiones planteadas no pasan sin que aparezcan preguntas y recuerdos.

Tenía muchas ganas de leer a esta autora, pero no he logrado congeniar con esta historia. La premisa prometía bastante, pero la estructura del libro y la narración no ayuda. Pensé que iba a ser diferente. Un libro con una trama clara y concisa, en cambio, está escrito como unas memorias, lo que hace que la autora divague muchísimo en aspectos cero interesantes (para mí). Se va tanto por las ramas que no me ha enganchado y he decidido abandonarlo. Estoy seguro que hay un público para este libro. Espero tener mejor suerte en mis próximas lecturas.

Cuando te dicen que un libro trata sobre dos amigas, una de las cuales se está muriendo, te formas una imagen en tu cabeza sobre cómo será: triste, doloroso, sentimental, a ratos quizás nostálgico, lleno de reflexiones sobre la vida y la muerte. En definitiva, en un libro así entras, inevitablemente, con unas expectativas concretas, con la cabeza llena de lugares comunes sobre las formas de abordar la enfermedad, el dolor, el final de una vida. Y luego empiezas a leer la prosa seca, directa, pragmática, a ratos descarada y sin florituras de Sigrid Nunez y sabes que estás ante un libro diferente, que afronta esos lugares comunes de otras maneras. Y eso no quiere decir que le quite ni un ápice de gravedad al asunto, que frivolice con él o que lo trate de forma superficial. Quiere decir que lo mira de frente, ni más, ni menos.

Así, en este libro, la protagonista afronta los últimos meses de vida de su amiga tal como vienen, mientras su propia vida sigue su curso, mientras nos habla de sucesos banales de su día a día, mientras habla de otros temas que nada tienen que ver - o sí- con la enfermedad: relaciones fallidas, problemas materno-filiales, literatura, cambio climático y un largo etcétera. Hace un repaso a la vida de su amiga, acepta el duro rol que ésta le ofrece, la acompaña, la escucha. Afronta el devenir de la forma más pragmática posible, siendo consciente de que no sabe cuánto tiempo queda, de que acompañar a su amiga significa, precisamente, no saberlo. Significa sobreponerse al dolor en ese momento para estar ahí, sabiendo precisamente que todo vendrá después. Sabiendo que la vida nunca ha sido perfecta, y que hay que aceptarla como venga y seguir viviendo.

"Lo que atrae el lector a la novela es la esperanza de templar su vida helada al abrigo de una muerte, de la que lee, dijo Benjamin.
Yo lo he intentado. He escrito una palabra tras otra. Sabiendo que cada una de las palabras podria haber sido distinta. Como la vida de mi amiga, como cualquier vida, podría haber sido distinta.
Yo lo he intentado. (...) Qué importa si he fracasado."

'Cuál es tu tormento' comienza con una mujer yendo al hospital a visitar a una amiga enferma y gira en torno a una decisión vinculante, un pacto alrededor de la enfermedad. Un libro que trata sobre la amistad y alguien que escucha, que retiene y que después divaga. Cuando tu vida se paraliza momentáneamente y gira en torno a una petición que no puedes rechazar pero te crea conflictos, es importante mostrar tu lealtad, pero también buscar salvoconductos que no te hagan enloquecer, tratar de que esa decisión no te absorba.

Un libro bello, sí, pero cuyas fortalezas para mí acabaron convirtiéndose en sus debilidades. No tengo nada en contra de las digresiones, creo que pueden aportar mucho al texto, pero se alargaban hasta hacer que perdiese el foco y olvidase lo que estaba leyendo. al final, para mí se ha salvado por su mensaje y por su estilo, pero como relato de amistad y duelo se me ha quedado cojo.

A veces doy con libros decepcionantes, como en esta ocasión. Y es que la novela pintaba muy bien. Dos amigas que se acompañan en los que serán los últimos días de una de ellas, diagnosticada con un cáncer terminal.

Pero lo que esperaba que fuera, una lectura intimista, cargada de sentimientos y una lección de vida. Ha resultado ser cargante, pesada, sin orden ni concierto. Me da la sensación que la traducción no es nada buena y eso influye también. Es imposible conectar con los personajes y tener con ellos cierta empatía. En fin, que lo mejor del libro es que no llegaba a las 200 páginas, eso sí, con letra pequeña.

Ojalá, si llega a tus manos, seas capaz de sacarle el jugo que yo he sigo incapaz de sacarle.