Cuando los niños hablaban de gloria, les decían: "Hazte sacerdote"; cuando hablaban de ambición: "Hazte sacerdote"; cuando hablaban de esperanza, de amor, de fuerza, de vida: "Hazte sacerdote".
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Cuando los niños hablaban de gloria, les decían: "Hazte sacerdote"; cuando hablaban de ambición: "Hazte sacerdote"; cuando hablaban de esperanza, de amor, de fuerza, de vida: "Hazte sacerdote".
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Todas las cunas de Francia eran defensas; también lo eran los ataúdes; en realidad ya no había viejos; sólo había cadáveres o semidioses.
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Sabían perfectamente (los niños) que estaban destinados a la hecatombe; pero creían que Murat era invulnerable y, como habían visto al emperador pasar por un puente por el que silbaban tantas balas, le creían inmortal.
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De tanto en cuanto aparecían sus padres, cubiertos de sangre, les abrazaban contra sus pechos engalanados de oro, después los dejaban en el suelo y volvían a marcharse a caballo.
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Si fuera yo el único enfermo, no diría nada; pero como hay muchas personas que padecen el mismo mal, escribo para ellas, aunque no sé si me harán caso...
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¿Cuál de los siguientes libros fue escrito por Gustave Flaubert?