Al principio no fue para tanto. Solo de vez en cuando se le ponían los ojos en blanco con expresión errabunda y los labios se le cubrían de un exceso de saliva apenas visible. Se podía vestir por las mañanas con algo de ayuda, y era capaz de hacer tareas esporádicas en casa. Parece increíble que lograra aferrarse tanto tiempo a no sé qué fuerza interior.
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