Alma partida

“Alma partida” es la historia de un niño japonés cuyo padre desparece en trágicas circunstancias en 1938 en el contexto de la II Guerra Mundial en Japón. Adoptado posteriormente por un matrimonio francés y criado en Francia, toda la vida de Rei, el protagonista girará en torno al día de la desaparición de su padre y lo que en ese momento ocurrió. Es por lo tanto una historia de destino, de la necesidad de encajar las piezas del pasado para avanzar en la búsqueda de nuestra propia identidad. También es una historia de amor paterno-filial simbolizada de una forma bellísima y poética a través del amor a la música.

El libro se lee rápido y es que la prosa de Mizubayashi es clara, brillante y exquisita. Genera en toda la lectura un ambiente nostálgico pero como digo, siempre desde el amor, la esperanza, el perdón. de hecho, si algo le reprocho a la historia es ese tono completamente conciliador, donde el dolor es solo un tránsito hacia la reparación emocional y no hay sitio alguno a la venganza o el rencor. Todos los personajes son “amigos”, no hay lugar a la maldad y cuando aparece inevitablemente (ya que aparece la tragedia) es casi caricaturizada por una figura soldadesca ignorante y grotesca, es una sombra fugaz, ruido no identificado.

Por todo ello es una lectura dulce y reposada (a pesar de que al ser corta no necesita mucha inversión de tiempo de lectura).

Sobre la edición a veces he detectado algunos modismos latinos (no estorban) pero destacar el diseño de portada que me ha encantado.

Fue mi amigo David quien me recomendó esta delicada joya. Debo darle las gracias porque no siempre tiene uno la oportunidad de leer una novela tan bonita y emotiva, triste y reconfortante a la vez.

El autor de Alma partida (2020) es el franco-japonés Akira Mizubayashi. Un amante de la música que ha escrito varias ensayos. Esta es su segunda novela, con la que ha alcanzado un enorme éxito en el país galo.

La narración se inicia en el Japón de los años 30, un país enfermo de nacionalismo en el que China es el gran enemigo y todo lo occidental está bajo sopecha. También la música clásica.

Un niño de once años asiste, impotente y asustado, al abuso de las autoridades militares sobre un grupo de civiles, un cuarteto de cuerda mixto de chinos y japoneses que cometen el terrible “delito” de haberse reunido para ensayar una pieza de Schubert.

El chico, nuestro protagonista, se llama Rei. Oculto en un armario, asiste impotente a la insoportable escena. Uno de los músicos es su padre, Yu, que ese día será arrestado y desaparecerá para siempre de su vida.

En esta terrible historia encontramos con lo peor y lo mejor del ser humano. El violín del padre de Rei, pisoteado y destrozado por los soldados, puede ser recuperado gracias a la singular intervención de un teniente, melómano y melancólico. Uno de esos personajes puros de corazón pero arrastrados por la fatalidad.


Akira Mizubayashi
La siguiente fase de la narración nos traslada a principios del siglo XXI. Rei es un anciano luthier que vive en Francia. En su taller tiene un lugar de honor el viejo violín de su padre, ese que llegó a sus manos infantiles con el alma partida (se llama alma a la espiga de pícea que se coloca a presión entre la tapa y el fondo del violín).

Con una paciencia y perfeccionismo sólo posibles en un artesano oriental, Rei ha dedicado toda su vida a restaurar el instrumento con mimo y devoción. Ahora, de una forma inesperada, el viejo Rei volverá al pasado y tendrá la oportunidad de cerrar la historia inconclusa en torno a la desaparición de su progenitor.

Alma partida (título original en francés: Âme brisée) es una lectura que hiere y emociona. Una novela pulcra que nos transmite de una forma magistral el amor del autor hacia la música y su poder evocador y reparador.
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