Tal fue el asombro que se apoderó del mal Espíritu, incluso después de haber el Cielo visto, pero más envidia le causó la vista de este Mundo que contemplaba tan hermoso |
Tal fue el asombro que se apoderó del mal Espíritu, incluso después de haber el Cielo visto, pero más envidia le causó la vista de este Mundo que contemplaba tan hermoso |
Aquí deambulan los peregrinos que se alejaron tanto con el fin de buscar muerto en el Gólgota al que vive en el Cielo; y a los que, para asegurarse el Paraíso, de hábito dominico o franciscano se visten al morir, y se imaginan que podrán alcanzarlo disfrazados |
Porque tú, aunque sentado en el trono de la más alta dicha, igual a Dios y gozando la misma fruición divina, todo lo has dejado para salvar al Mundo de su entera perdición, y declarado Hijo de Dios has sido, más por méritos que por linaje, hallado el más merecedor por bondad antes que por grandeza o eminencia; porque en ti se manifiesta el amor por encima de la gloria |
Mas esta tolerancia y gracia mías nunca disfrutarán los negligentes y desdeñosos; sino que los crueles se volverán más crueles y los ciegos todavía más ciegos, para que tropiecen más, y más profundo caigan |
A su diestra se sentaba la imagen radiante de su gloria, su unigénito Hijo. Él fue el primero en contemplar a nuestros dos primeros padres sobre la Tierra, todavía los únicos aún de la especie humana viviendo en el deleitoso jardín |
Con el año las estaciones vuelven; mas para mí nunca retorna el día |
Preñado de ti y grande en exceso, sintió del parto las fuertes mociones y tremendos dolores. Al fin, este aborrecible vástago que ves, engendrado por ti, se abrió camino con violencia, rasgando mis entrañas, de modo que, de temor y de pena retorcido, mi cuerpo se alteró en su parte inferior; mas mi enemigo ingénito salió de mí blandiendo su venablo fatal para destruir |
Hay un sitio - si no yerran del Cielo las antiguas Profecías -, otro mundo, un feliz paraje, sede de una nueva raza llamada el hombre, que por este tiempo debía ser creada a semejanza nuestra, inferior en poder y excelencia |
¿Debemos irritar al Todopoderoso Triunfador a fin de que desate su ira toda, y acabe con nosotros? ¿Sería esto nuestro remedio: no existir jamás? ¡Triste remedio! Porque ¿quién perdiera, aunque lleno de dolor, esta esencia intelectual, estos pensamientos que vagan por la eternidad, para expirar, absorbidos y aniquilados en el seno amplio de la noche increada privados de razón y movimiento? |
Del lado opuesto se levantó Belial, más gracioso y humano en su actitud; el Cielo no perdió un ser más hermoso; para la dignidad y las hazañas más altas parecía ser creado |
Marinero en tierra