Mejor reinar en el infierno que servir en el cielo.
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Mejor reinar en el infierno que servir en el cielo.
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Quien dentro de sí lleva el infierno tampoco puede de sí mismo huir aunque de lugar cambie.
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Al ser humano le es muy difícil deducir cómo inició la vida humana. Pues ¿hay alguien que conozca su propio origen?
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Me llevaré segura este consuelo; aunque por culpa mía se ha perdido todo, se me ha otorgado este favor, si bien que inmerecido, que de mí nacerá el linaje prometido que ha de venir a restaurarlo todo |
Tales eran estos gigantes, hombres de gran fama; pues en aquellos tiempos solamente el poder se admirsría y tendría por valor y por virtudes heroicas; ganar batallas, someter naciones, y regresar con el botín después de haber matado una infinidad de hombres, esto es lo que iba a ser considerado como la cumbre de la gloria humana, y por la gloria del triunfo conseguida serían llamados conquistadores, patronos de la humanidad, y dioses, e hijos de dioses, cuando mejor fuera llamarlos azote y plaga del hombre |
¡Qué lástima y vergüenza, que aquellos que a vivir bien empezaron abandonen su senda para andar por torcidos caminos, o desmayen a mitad de destino! Sin embargo, sigo viendo que todas las desdichas del hombre proceden del mismo sitio, y tienen su comienzo en la mujer |
Estas ruedas que viste de mujeres tan hermosas que diosas parecían, tan joviales, lisonjeras y ufanas, están vacías de las cualidades en que se basa el honor de una mujer y constituye su principal elogio; pues han sido criadas y educadas para el goce del lascivo apetito, cantar, bailar, vestirse, y mantener la lengua activa y mover los ojos |
No ames ni aborrezcas tú la vida; vive bien, la que el Cielo te conceda, sea larga o sea corta |
Ésta es la ancianidad; mas para ello habrás de rebasar tu juventud, tu fuerza y tu belleza, que verás tornar mustia, debilitada y gris; los sentidos, entonces embotados, rehuirán los placeres que gozaste, y en vez del soplo de la juventud, esperanzado y jubiloso un día, en tu sangre la melancolía estéril y del frío humedecida, abatirá tu espíritu, y por último consumirá el bálsamo de tu vida |
En espíritu acaso también vio el rico México, de Montezuma sede, y Cuzco en el Perú, morada de Atabalipa, todavía mas rica, y la Guayana aúno no saqueada, y a cuya ciudad llaman El Dorado los hijos de Gerión |
Marinero en tierra