-Yo me declaro epicúreo -dijo-. No hay que temer a la muerte, porque cuando tú estás no está ella y cuando está ella no estás tú.
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-Yo me declaro epicúreo -dijo-. No hay que temer a la muerte, porque cuando tú estás no está ella y cuando está ella no estás tú.
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Montar en globo es una aventura, no digo que no, pero una aventura sin riesgos comparada con los peligros de galopar sobre la imaginación.
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-Entonces -concluyó él-, vida sana, ejercicio diario, eliminar estrés de nuestras vidas, dormir a pierna suelta, una buena alimentación, nada de tabaco ni de drogas y no estar comiendo todo el día, sino cuando nos lo merezcamos. -Epicureísmo- concluí. |
Escribir consiste en llegar a un acuerdo entre lo que quieren decir las palabras y lo que quieres decir tú. Si dejas que las palabras hablen por su cuenta, no dirán nada de interés. Si das rienda suelta a tus desvaríos verbales, escribirás algo intransitivo. Un texto literario es en resultado de esta negociación, durísima a veces. ¡Cuidado con la sintaxis cuando se muestra dialogante!
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-¿Vas haciéndote una idea de lo que es la vejez? -me preguntó Arsuaga por teléfono. - La vejez es un país- dije yo. - ¿Un país amable? - No estoy seguro. Aún soy un extranjero en él. |
Es lo que pasa cuando te obsesionas con algo: que vives confundido.
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Te diré una cosa -se desahogó-: La gente me cansa. En ser humano me agota. A veces necesito estar a solas conmigo mismo.
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No se deben tener más hijos de los que seas capaz de reconocer ni meter en un relato más personajes de los que seas capaz de manejar.
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-Vale, ¿has tomado nota de mi que te he dicho? -¿De qué? -De que en la naturaleza solo hay plenitud o muerte. |
En apariencia, lo que determina el envejecimiento es en ritmo de vida. Hai especies que, parafraseando a los roqueros, viven rápido, mueren jóvenes y dejan un cadáver bonito.
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Gregorio Samsa es un ...