Eso de tomar las cosas en serio...recuerdo que no me apareció hasta la época en que me enamoré por primera vez. Y ni siquiera entonces me las tomaba demasiado en serio. Si lo hubiese hecho verdaderamente, no estaría aquí ahora escribiendo sobre eso: habría muerto de pena o me habría ahorcado. Fue una mala experiencia porque me enseñó a vivir una mentira. Me enseñó a sonreír cuando no lo deseaba, a trabajar cuando no creía en el trabajo, a vivir cuando carecía de razón para seguir viviendo. Incluso cuando la hube olvidado, conservé la costumbre de hacer aquello en lo que no creía.
|