Trópico De Capricornio

Su lógica era que el arte era muy bonito, oh, sí, desde luego, pero que tienes que trabajar para ganarte la vida y después descubrirás que estás demasiado cansado como para pensar en el arte.

Sabes, con la incertidumbre más inquietante, que lo que rige la vida no es el dinero, ni la política, ni la religión, ni la educación, ni la raza, ni la lengua, ni las costumbres, sino otra cosa, algo que estás intentando sofocar y que en realidad te está sofocando a ti.

La agonía más dolorosa era que aniquilaran la palabra antes de que hubiese salido siquiera de la boca. La amarga experiencia me enseñó a callar; aprendí incluso a quedarme sentado en silencio, e incluso a sonreír, cuando en realidad estaba echando espuma con la boca.

La música es todavía el antídoto para lo anónimo, pero eso todavía no es música.

El hombre que renace es siempre el mismo hombre, cada vez es más él mismo con cada renacimiento. Lo único que hace es cambiar de piel cada vez, y con la piel cambia de pecados.

Me perdono todos los delitos que he cometido. Lo hago en nombre de la humanidad. Sé lo que significa ser humano, su debilidad y su fuerza. Sufro de saberlo, y al mismo tiempo me deleito.

A los únicos que no les brillan nunca los ojos es a los justos.

En todas partes estoy en casa, sólo que antes no lo sabía. Pero ahora lo sé. Ya no hay línea divisoria. Nunca hubo una línea divisoria: fui yo quien la creó.

Pensé en ella como un maníaco noche y día, año tras año, y después, sin advertirlo siquiera, va y desaparece de mi mente, así como así, como una moneda que se te cae por un agujero del bolsillo. Increíble, monstruoso, demencial.

El laberinto es mi terreno de caza idóneo y cuanto más profundamente excavo en la confusión , mejor me oriento.