—Yo diría que quien ha merecido la dicha puede soportar la desgracia, y que toda emoción santifica.
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—Yo diría que quien ha merecido la dicha puede soportar la desgracia, y que toda emoción santifica.
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Los volcanes aparecieron frente a los ojos de Isabel mientras el tren llegaba a la estación de Puebla, y desde entonces quiso reverenciarlos. No se atrevió siquiera a preguntarse las razones de su atracción por ellos. Le bastó su imponente belleza para considerarlos cosa sagrada, le bastó saber que ya estaban ahí millones de años antes de que la especie humana llegara al mundo.
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El arte necesita una dosis de dolor.
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A veces, de sólo mirarte me dan ganas de creer en Dios
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Mejor me voy ahora que nos queremos tanto, me voy antes de que le lleguen los vicios a esto que nos ha salido tan bien. Ya nos tenemos demasiada confianza, me voy a ir antes de que nos entren la terquedad o el odio.
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(…) me comprometo a vivir con intensidad y regocijo, a no dejarme vencer por los abismos del amor, ni por el miedo que de este me caiga encima, ni por el olvido, ni siquiera por el tormento de una pasión contradecida. Me comprometo a recordar, a conocer mis yerros, a bendecir mis arrebatos. Me comprometo a perdonar los abandonos, a no desdeñar nada de todo lo que me conmueva, me deslumbre, me quebrante, me alegre. Larga vida prometo, larga paciencia, historias largas. Y nada abreviaré que deba sucederme, ni la pena ni el éxtasis, para que cuando sea vieja tenga como deleite la detallada historia de mis días.
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Es ley que de puro enamorado se llegue a no sentir hambre, ni cansancio, a no tratar con el tiempo y sus desmanes, a ser dueño de la luz y de la noche.
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(…) la vida valdrá la pena mientras haya en el mundo seres capaces de hacer magia cuando profesan una pasión.
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La confianza y el odio son dos de los tres vicios que genera el amor.
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Gregorio Samsa es un ...