"La noche del día en que se acostó para morirse escribió en su diario: 'Creo que el amor, como la eternidad, es una ambición. Una hermosa ambición de los humanos.'" (Pág.87).
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"La noche del día en que se acostó para morirse escribió en su diario: 'Creo que el amor, como la eternidad, es una ambición. Una hermosa ambición de los humanos.'" (Pág.87).
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Creo que el amor, como la eternidad, es una ambición. Una hermosa ambición de los humanos
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Cuando lo imposible se quiere volver rutina, hay que dejarlo.
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La tía Daniela se enamoró como se enamoran siempre las mujeres inteligentes: como una idiota.
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Hay muchas maneras de dividir a los seres humanos. Yo lo divido entre los que se arrugan para arriba y los que se arrugan para abajo, y quiero pertenecer a los primeros. Quiero que mi cara de vieja no sea triste, quiero tener las arrugas de la risa y llevármelas conmigo al otro mundo. Quién sabe lo que habrá que enfrentar allá.
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Todo principio es hermoso pero hay que detenerse en el umbral
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Cada luna es distinta. Cada luna tiene su propia historia. Dichosos quienes pueden olvidar su mejor luna.
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Ay hija, ¿ sino he podido creer en la verdadera religión, como quieres que crea en una falsa?
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Tenía la espalda inquieta y la nuca de porcelana, Tenía un pelo castaño y subversivo, y una lengua despiadada y alegre con la que recorría la vida y milagros de quien se ofreciera.
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Cuando la tía Carmen se enteró de que su marido había caído preso de otros perfumes y otro abrazo, sin más ni más lo dio por muerto.
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Como agua para chocolate