Los vencedores siempre son los buenos. Y siempre son los que han escrito la historia. Eso convierte a los narradores en unos mentirosos
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Los vencedores siempre son los buenos. Y siempre son los que han escrito la historia. Eso convierte a los narradores en unos mentirosos
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Después de la primera muerte que cometes... hay un punto de no retorno. Créeme, lo sé.
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Si tú estuvieras a punto de olvidar todo, ¿qué te gustaría ver por última vez?
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Quiero estar a tu lado en todas las locuras que cometas.
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No quisiera ser descortés, señorita Kyteler —dijo él, con la rabia palpitando en cada una de sus palabras—. Pero no le he pedido un baile, y, como le he dicho, detesto bailar. Siento si esto daña su reputación, pero no pienso hacerlo.
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No sé cuántos sacrificios, cuántas invocaciones, cuántos encantamientos y cuántas maldiciones harán falta para destruirla. Ya perdí la cuenta y los deseos de intentarlo. Fue difícil crearla.Pero a veces dudo de si habrá alguna forma de hacerla desaparecer.
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Las mentiras matan más que las espadas.
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desde el momento en que cruzamos la mirada por primera vez, siempre fue así. Siempre fui yo. Sin apariencias. Sin secretos. Sin palabras que no sentía. Sin reglas. Era como si hubiese estado conteniendo el aliento toda mi vida, como si algo invisible me hubiese estado apretando las costillas durante años, como los terribles corsés que llevaba a diario y, con él, pudiera respirar por primera vez.
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Los hombres tienen puestos mucho mejores que nosotras, reciben más compensación por sus actos, pero luego somos nosotras, las Sangre Negra, las que son conocidas como algo negativo en la sociedad de los Sangre Roja, las brujas , las que somos la representación del mismísimo mal, cuando realmente son los hombres los que mueven nuestros hilos.
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Sus ojos castaños no eran más que madera para alimentar mi fuego.
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¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?