Cuando reescribamos la historia

En la vida los malos a veces no reciben su merecido, y a veces los buenos no se salvan. No siempre se imparte justicia...

Es que quizás no quiero ser yo. Es que quizás estoy cansado de quedarme mirando y no hacer nada

“Nunca le oculté a mis padres, nunca fui a fiestas prohibidas, nunca bebí a escondidas. Yo era demasiado aburrido y estaba muy solo.”

“Eres mi refugio, Julen. No te conviertas en un muro”.

“Esa justicia, por mucho que la desees, no siempre la puedes impartir tú, porque entonces, no serás muy diferente a ese problema que quieres cambiar.”

Es que quizás no quiero ser yo -replico, con rabia-. Es que quizás estoy cansado de quedarme mirando y no hacer nada.

Estábamos casi a final de curso, a apenas un par de semanas de realizar la selectividad. Era una época extraña, en la que la libertad y el miedo se mezclaban de forma interesante, y nos hacían estallar de vez en cuando con pequeños ataques de locura.

Cierro los ojos y respiro hondo, el aire me huele a nostalgia.

Yo soy de los que piensan que las palabras pueden hacer más daño que los puñetazos. Y si no lo crees, solo tienes que mirarme. Más de la mitad de curso me odia y nunca he levantado una mano contra nadie - Oliver Montaner.

Suspiro, aunque asiento con la cabeza. Sé que está equivocado. No se puede olvidar. Hablar de ello puede ayudar a comprenderlo, a aceptarlo, pero el silencio jamás es la solución. Huir de tus problemas solo los hace más fuertes.