-Usted sufre, ingeniero- continuó -usted sufre como un extraviado. Quién puede dejar de apercibirse al ver su expresión. Pero su actitud ante el sufrimiento debería ser una conducta europea, no la conducta del Oriente, de ese Oriente afeminado y mórbido que relega aquí a tantos enfermos. La piedad y la paciencia infinitas, tal es su manera de enfrentar el mal.
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