Ansel me siguió a toda prisa mientras me marchaba. Subimos los peldaños de las escaleras de tres en tres. -¿Qué haremos? -No haremos nada. No quiero que te involucres en esto. -Lou es mi amiga! Su amiga. Ante esas dos palabras, mi paciencia, al limite, se terminó. Con rapidez, antes de que el chico pudiera siquiera abrir la boca, sujete su brazo y lo empujé contra la pared. -Es una bruja, Ansel. Debes entenderlo. No es tu amiga. No es mi esposa.
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