Bosque

Candena agarró el dedo entre los suyos y una sensación extraña le sobrevino; era como si conociera aquel dedo de hacía tiempo, como si ya antes le hubiera pertenecido.

Era la dueña del bosque.
- Hay que guardar silencio o despertarás a los demás. -
- ¿Puedo seguirla?. - preguntó Sefisa sin atreverse a levantar la cabeza.
La anciana no contestó durante unos segundos, de espaldas a ella y con un pie fuera de la cabaña. Pensaba y cuando Sefisa se convenció de haberse quedado atrás, la anciana le hizo un gesto para que la siguiera.
- Pégate bien a mí o el bosque te hará trizas. -

Pégate bien a mí o el bosque te hará trizas.

Comprendió que se enfrentaba a un ser sobrenatural, a la reina de los muertos que tanto temía que lo encontrara, y cerró los ojos, aterrorizado.

Y cuando ella posó la mano sobre la del gigante para expresarle gratitud, él le dijo que era la princesa más bonita de cuantas pudieran existir