[“Yo paso bastante tiempo pensando en lo que opinarán de nosotros quienes vengas después; no es un interés ocioso sino un intento deliberado por ejercitar la capacidad de ese otro ojo con el que podemos juzgarnos a nosotros mismos. Todo el que lea un poco de historia sabe que las convicciones apasionadas y poderosas de un siglo suelen parecer extraordinariamente absurdas al siglo siguiente; no hay época histórica que nos parezca igual a como debió parecerle a quienes vivieron en ella. Lo que vivimos, en cualquier época, es el efecto que sobre nosotros ejercen las emociones de las masas y las condiciones sociales, de las que es casi imposible separarse. A menudo las emociones de la masa parecen las más nobles, mejores y más bellas. Sin embargo, en un año, en cinco años, en una década, en cinco décadas, la gente se preguntará: ‘¿Cómo pudieron creer eso?’, porque habrán ocurrido acontecimientos que arrojarán dichas emociones de las masas al basurero de la historia.”]