La necesidad de casarse de lady Jane es una novela que, en su esencia, me ha gustado más que la primera entrega de la serie de los irresistibles Beau, pero la autora no solo incurre en los mismos e inexplicables errores que en el anterior volumen, sino que incluso comete más. Es una verdadera lástima que ni Ruth M. Lerga ni las correctoras —según se afirma en la nota de autora, son varias las personas que, se supone, han revisado el libro— ni los editores hayan reparado en que se cambia constantemente de nombre a la madre de la joven protagonista. Y lo malo no es que se equivoque alguna vez, porque todos podemos despistarnos, sino que se lía de tal manera con ello que la narración es un auténtico batiburrillo. Por si eso no nos parece suficiente, se equivoca también al hacer referencia al difunto padre de Jane porque el barón pasa de ser un capullo a, poco después, un marido ejemplar y, más tarde, de nuevo, el impresentable que se suponía era en un principio. Comprendo que las prisas no son buenas consejeras y, quizás, esta ingente cantidad de errores narrativos se deban a ello y a desear publicar la novela en una fecha en concreto. Sin embargo, eso no justifica el que se saque a la venta un libro sin una mínima revisión porque, con una mera lectura, habrían evitado el estropear una buena historia. Es una pena porque Jane y Malcolm me han gustado de verdad y, de hecho, los McKenna me han parecido geniales y que son esa clase de personajes que merecerían protagonizar su propio relato porque tienen muchísimo potencial. Lo que refleja La necesidad de casarse de lady Jane es una auténtica empanada mental de Ruth M. Lerga y de Selecta que, para mí, sería inadmisible en un escritor novel o autoeditado y, por fuerza, lo es menos en un autor con más experiencia y que cuenta con el respaldo de una gran editorial. + Leer más |