Vestido de novia

Tengo miedo. Todos los muertos suben a la superficie. Por las noches. Puedo contarlos uno a uno. Por las noches los veo sentados a una mesa, uno junto a otro. Por las noches. Presidiendo la mesa.

Son dos accidentados de la vida y, por primera vez, Sophie se pregunta qué accidente habrá sufrido él.

Parece mentira que en una misma cabeza puedan convivir tantos recuerdos y tantas carencias

Evitaron los tribunales mediante el inhibidor más fuerte del sentimiento de justicia: el talonario.

Una leve felicidad social planea un instante sobre el mundo; la ocasión es un trámite, pero las alegrías son sinceras.

Es como una anestesia. Hay algo que la impulsa a actuar, tiene la sensación de estar acurrucada en lo más hondo del envoltorio de su cuerpo, como en un caballo de Troya. El caballo actúa sin contar con ella, él sabe lo que tiene que hacer. Y ella sólo debe esperar tapándose muy fuerte los oídos con las manos.

Tiene que elegir entre dos soluciones malas. Lo mismo que le ha pasado toda la vida.

Fue como si en ese instante la vida adulta hubiese irrumpido bruscamente en su universo y él también estuviera agotado.

Tengo miedo. Todos los muertos suben a la superficie. Por las noches. Puedo contarlos uno a uno. Por las noches los veo sentados en una mesa, uno junto a otro.

"Me vigilo a mí misma como si fuera una enemiga".