Las Guerras del sur

Martin Lee, pseudónimo de Raúl Climent, nos adentra en un mundo pleno de fantasía y referencias a Tolkien y G. R. R. Martin, los grandes maestros de la fantasía, desde el primer párrafo. En sus páginas nos adentraremos en el universo de Luominem, que si nos fijamos en su mapa es muy semejante al continente europeo, y seremos partícipes de las intrigas políticas de sus reinos previas al inicio de la guerra contra el mal, encarnado en el señor oscuro de los Uruks.
Durante su lectura, iremos descubriendo como para fortalecer el status las distintas familias protagonistas se unen mediante lazos matrimoniales, al igual que pasaba en la Edad Media y posteriormente con los nobles o ahora con las grandes fortunas, haciendo que terminen siendo prácticamente endogámicas.
Además, se nos presenta el papel de las mujeres como meros trofeos que exhibir, aunque ellas hábilmente consiguen ejercer y hacer su voluntad. Sin embargo, en algunos casos se las tiene tan aisladas que parecen secuestradas. al igual que en el caso anterior, enseguida nos vienen recuerdos de siglos pasados. Pero aunque no lo parezca, es una alabanza a la fortaleza femenina capaz de aguantar cualquier problema y hallar una solución favorable por medio de la inteligencia.
Siguiendo con la comparación entre la novela y la Edad Media, podemos equiparar las guerras entre las diferentes casas con las que acontecían en esos 10 siglos y posteriores para dominar Europa. La mayoría de las veces revestidas de fervor religioso, como pueden ser “Las Cruzadas”, o entre católicos y protestantes que devastaron países e imperios.
Y aunque no se vea a simple vista, se ensalza la figura de la persona bien informada y que sabe utilizarla tanto en beneficio propio como de la comunidad. Siendo ella casi más importante que los propios gobernantes.
Igualmente, se pondera la lealtad hacía tu pueblo y tus allegados. Esa lealtad que hace que defiendas tus ideales hasta las últimas consecuencias sin objetar nada por ello. Por el contrario, y como contrapunto a la lealtad que profesan algunas casas a otras, nos encontramos con el oscuro poder que envuelve las ansias de mandar que tienen ciertos personajes.
Y como se mencionó al principio, las referencias o similitudes tanto con “El Señor de los Anillos” como con “Canción de Hielo y Fuego” (Juego de tronos) son múltiples, haciendo un homenaje muy bien cuidado a ambas sagas fantásticas. Uno de los principales es que el destino de un país depende de una persona o la matanza de varias casas contrarias al rey principal.
En cuanto al estilo narrativo, en determinadas ocasiones es tan poético que parece que las batallas que se libran sean cantos al amor y la belleza.
Y hablando de amor, también hay espacio para él dentro de la novela, aunque la mayor parte del tiempo sea violenta, tanto para reencontrar la pasión de épocas pretéritas con antiguas parejas, como con nuevos amores que surgen durante el transcurso de la misma.
En resumen, para los amantes de la buena fantasía y admiradores de Tolkien y Martin, el autor Martin Lee (Raúl Climent) puede empezar a considerarse el alumno aventajado de los maestros del género.
Y personalmente he disfrutado sumergiéndome en su mundo y guerras, que sus 630 páginas se me han hecho cortas.