Descubrí allí que uno puede llorar todo lo que quiera, y que eso no ayuda mucho
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Descubrí allí que uno puede llorar todo lo que quiera, y que eso no ayuda mucho
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me pregunté, no por vez primera, qué es el patriotismo, en qué consiste realmente el amor a un país, cómo nace esa anhelosa lealtad que le había sofocado la voz a mi amigo, y cómo un amor tan verdadero puede convertirse, demasiado a menudo, en un fanatismo tan vil e insensato.
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Pero le tengo miedo, Enviado, tengo miedo de quienes lo enviaron aquí. Tengo miedo de los mentirosos, de los tramposos, y sobre todo le tengo miedo a la amarga verdad. Y de este modo gobierno bien a mi pueblo. Pues solo el miedo gobierna a los hombres. Ninguna otra cosa resulta. Ninguna otra cosa dura bastante.
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Los copos blancos revoloteaban alrededor mientras ellos se miraban a los ojos, las manos juntas, descalzos en el barro helado. Primavera en invierno.
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¿Si odio a Orgoreyn? No, ¿por qué he de odiarlo? ¿Cómo odia uno a un país, o lo ama? Tibe habla de eso; yo no soy capaz. Conozco gente, conozco ciudades, granjas, montañas y ríos y piedras, conozco cómo se pone el sol en otoño del lado de un cierto campo arado en las colinas; pero ¿qué sentido tiene encerrar todo en una frontera, darle un nombre y dejar de amarlo donde el nombre cambia? ¿Qué es el amor al propio país? ¿El odio a lo que no es el propio país? Nada bueno.
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No sé si he estado alguna vez al servicio del rey —dijo el primer ministro del rey—. O si lo he intentado. No soy el sirviente de nadie. Un hombre no ha de tener otra sombra que la propia...
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Cuando la acción deja de servirte, infórmate; cuando la información deja de servirte, duerme.
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Cualquiera puede cambiarse en cualquiera de los dos sexos. Esto parece simple, pero los efectos psicológicos son incalculables. El hecho de que cualquiera entre los diecisiete y los treinta y cinco años, aproximadamente, pueda sentirse «atado a la crianza de los niños» (como dice Nim) implica que nadie está tan «atado» aquí como pueden estarlo, psicológicamente o físicamente, las mujeres de otras partes. Las cargas y los privilegios son compartidos con bastante equidad: todos corren los mismos riesgos o tienen que afrontar las mismas decisiones. Por lo tanto, nadie es aquí tan libre como un hombre libre de cualquier otra parte.
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La luz es la mano izquierda de la oscuridad, y la oscuridad es la mano derecha de la luz. Las dos son una, vida y muerte, juntas como amantes en kémmer, como manos unidas, como el término y el camino.
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Escribiré mi informe como si contara una historia, pues me enseñaron siendo niño que la verdad nace de la imaginación.
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Novela de ciencia ficción, escrita por Richard Matheson, en 1975 se titula: "En algún lugar del _________"