El idioma de la noche

¿Existe un idioma de la noche? Esta fue la pregunta que más rondó mi cabeza mientras leía esta colección de ensayos de Ursula K. le Guin. Lo hizo por el hecho de ser el título de la colección y por el efecto que produce en el lector: aquel de querer descifrar cuál es ese idioma nocturno del que se habla, del que tanto se dice, pero que no se nombra. Nombres, nombres y nombres. Los verdaderos, los que tienen tanto poder, a los que nos tiene tan acostumbrados Ursula.

Acá están compilados los ensayos escritos entre 1972 y 1978 por motivos muy varios: una colaboración, un discurso o una intervención en un evento. Tratan temas como la llegada de Ursula al género, la percepción del género en Norteamérica, los orígenes de algunas de sus obras —las ya aparecidas para la época en que fueron escritos los ensayos—, críticas al género y un grupo muy colorido de ensayos sobre temas muy variados que atañen al Fantasy y a la Ciencia ficción.

Pocas veces he tenido el placer de descubrir lo que un autor piensa de su obra, de los géneros que más explora o del “simple” acto de escribir. No es frecuente, estamos más familiarizados con conocer la obra ya publicada y un par de pensamientos del autor, pero conocer pensamientos tan profundos es supremamente revelador y muestra lo serio del trabajo, lo difícil, lo que pocos ven.

Los ensayos mezclan anécdotas y reflexiones sobre el género que permiten descubrir la posición que tiene Ursula sobre el arte de escribir y sobre los géneros que más exploró. Resulta revelador la forma en la que ella escribía: lo hacía descubriendo qué había detrás de una imagen; algo poco frecuente y que va por una vía muy distinta al planear y esquematizar que usan tantos autores. Sin duda, Ursula es una escritora diferente a todos los demás.

Lo que dice Ursula no se limita a ser una simple opinión. Cada vez que suelta al aire una idea lo hace con bases teóricas muy sólidas que le aportan otras miradas a sus pensamientos, que le dan peso y razones a sus decisiones. Esto no es simplemente sentarse a imaginar planetas y naves espaciales o magos y dragones; esto es pensar mundos, lo que no todo el mundo se detiene a hacer, ni todos son capaces de reconocer. Esto me parece muy bello, pues muestra la persona que fue Ursula: pese a la posición y el prestigio que le trajo su obra, prefiere llenar su discurso de argumentos en vez de opiniones vacías o pretensiones. Esto le añade contundencia y un tono de autoridad bien ganada a lo que dice.

Si bien el libro desde la primera página se vende como no ser un manual —porque efectivamente no lo es y Ursula no gustaba mucho de cosas del tipo—, poco a poco y con todo el material que tiene dentro, el libro trasciende y se convierte en una cátedra completa sobre el género ¡Una completa maravilla!

De una forma muy bella en cada uno de los ensayos Ursula demuestra el amor que le tenía por el género y la seriedad que le imprimía a su obra —que no tambalea a la hora de llamar trabajo, porque lo es y se lo toma muy en serio—. Esto viene acompañado del pensamiento de que, si bien todo parece estar ya hecho, no todo está pensado; y es algo que debe tener un lugar fundamental dentro de la creación literaria. Pero pensar los mundos de parte del autor no basta y eso lo deja muy en claro Ursula en estos ensayos al sacar al lector del papel de un simple espectador y darle herramientas para ser crítico ante lo que lee. Desde este punto de vista: Aquí hay para todos, lectores, autores y aspirantes a cualquiera de los dos.

Un detalle que me pareció muy tierno y que obviamente no pasó desapercibido para mí fue la profunda admiración que sentía Ursula tanto por Tolkien como por su coterráneo Dick. de ambos habla con pasión y con deleite. de ambos es capaz de hablar de una forma crítica y señalar los puntos de su escritura que llaman su atención sin escrúpulo alguno, con franqueza, con un verdadero deleite y sin prepotencia de por medio. Este hecho llamó mi especial atención porque a mí todavía me cuesta mucho hablar de Tolkien objetivamente, para mí es algo visceral, algo de adentro y que escapa a cualquier deje de razón; así que encontrar alguien que es capaz de hablar con una admiración tan profunda, pero con argumentos, es una completa maravilla.

Cabe notar que, si bien los ensayos que están dentro de este título son los escritos en la década de los 70's, no son los únicos que escribió Ursula, así que personalmente espero que alguien en el mundo se anime a compilar los ensayos posteriores a 1978, porque los hay, porque son necesarios y leer esta fase de Ursula es simple y llanamente una maravilla.

Este es un libro que da ganas de leer más libros, sobre todo más libros de Ursula, los cuales no son pocos y lo demuestra la bibliografía que acompaña la edición en forma de colofón. Es una obra basta, que abarca un amplio espectro de lo que es la literatura de ficción y que merece ser escarbada con el único temor de que te cambie, de que te amplíe la visión del mundo. No por nada estamos ante la que muy probablemente sea la mejor escritora del siglo XX. Si leer estos ensayos no despierta su interés por leer algo más de su obra, no sé qué más lo podría hacer.

En la edición en cuestión, que ha preparado Gigamesh y que era inédita en español hasta ahora, es una pena que las notas sobre el origen de cada uno de los ensayos no estén junto a cada texto, si no al final, en forma de bibliografía; si hubieran dejado las coordenadas originales de cada texto al pie o al final del mismo, hubiera sido un punto muy enriquecedor para la lectura.

El idioma de la noche es un libro al que hay que volver, un libro que fácilmente se convierte en una fuente de consulta constante. Es un libro que por sí solo tiene todo el peso de alguien que habla con toda autoridad sobre el género fantasioso. Ese es el idioma de la noche: el idioma que se hablaba otrora solo en las noches y que era invocado por el fuego y un grupo de humanos alrededor para escuchar las historias de un tiempo todavía más pasado en donde dioses, héroes y espíritus andaban a sus anchas por la faz de la tierra. El idioma de la noche, es sin lugar a dudas, la magia que hay detrás de nuestros relatos.