Un reino de carne y fuego

Confía en ello, en lo que percibes de mí

No sé porqué me encanta discutir contigo, pero así es.
Eres un puzle que quiero resolver, pero al mismo tiempo no.
Y cuando me percaté de que tenías tantas máscaras, tantas capas ocultas, no hacía más que querer retirarlas, aunque tema que solo me hará más daño al final

La guerra nunca era unilateral.
Las bajas siempre se amontonaban en ambos bandos y las pérdidas siempre eran mayores entre los más inocentes

No soy tuya. No le pertenezco a nadie más que a mi misma. Nada puede cambiar eso

Había otras habitaciones, otras camas mucho más tranquilas y desde luego que menos complicadas, pero aquí estaba

Tienes que sustituir el miedo por otra cosa

Todo mito tiene su origen en algún dato real

Había sido muy tonto por mi parte querer que esta gente me aceptara. Y de una ingenuidad increíble aferrarme a esa chispa de esperanza.

No lo sé, pero de algún modo, los malos recuerdos siempre encuentran la manera de que los recordemos mejor que los buenos.

Eso es porque no quiero estar asombrado por algo tan increíblemente imprudente – Bajo la barbilla y su voz sonó más gruesa – Y eso es porque te necesito- Un calor repentino espanto la frialdad que rondaba por dentro de mí- Necesito sentir tus labios sobre los míos – Planto las manos en la pared del carruaje, a ambos lados de mi – Necesito sentir tu aliento en mis pulmones. Necesito sentir tu vida dentro de mí. Simplemente te necesito. Es un dolor, esta necesidad. Un deseo.