Cazadora de hadas

Querían dominar el mundo de los mortales.
Y nuestro cometido era mandarles de regreso al Otro Mundo. O matarles. Lo que fuera más rápido

―No me mentirías, ¿verdad, Tink?
―No ―sonrió―. Tienes Amazon Prime.

Tink se dejó caer de rodillas ante la pila de azúcar y empezó a mover los pequeños granos formando otra pila mientras contaba en voz baja.
—Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis... —hizo una pausa alzando la vista con el ceño fruncido —. ¿Dónde aprendiste este truco? Encogí un poco los hombros mientras me mordía el labio inferior.
—Lo vi en un episodio de Supernatural.

Lo que sé es que no hay garantía de que mañana vaya a existir. No hay promesa de que haya otro día o semana para nosotros. Cuando quieres algo, vas por ello. No necesito saber la historia de tu vida para desearte. Y no me contestes dando la vuelta a lo que te digo. Ya veo cómo se forma la respuesta en tus bonitos ojos azules. Quiero conocer tu historia. Quiero conocerte, quiero... oh, qué demonios.

Tink se dejó caer de rodillas ante la pila de azúcar y empezó a mover los pequeños granos formando otra pila mientras contaba en voz baja.
—Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis... —hizo una pausa alzando la vista con el ceño fruncido —. ¿Dónde aprendiste este truco?
Encogí un poco los hombros mientras me mordía el labio inferior.
—Lo vi en un episodio de Supernatural.

Cuando vivías rodeado de tanta muerte, contabas con ella y también te volvías parte de ella

Tal vez ninguno de los dos seamos capaces de perdonarnos en realidad. A veces hacemos cosas o permitimos que sucedan cosas que jamás podremos cambiar, porque no hay forma de volver atrás. Tal vez esas cagadas no sean perdonables del todo, y lo único que podemos hacer es aprender de ellas y no cometerlas de nuevo

Vivíamos con la muerte y sabíamos que nos esperaba a todos nosotros, pero de nuevo, lo que nunca nos enseñaban era como seguir viviendo cuando los que nos rodeaban desaparecía

Cuando le perdiera, ¿cómo podría regresar a mi vida antes de conocerle? Y no lo consideraba una posibilidad, sino que sabía que iba a perderle, porque finalmente sucedería. Así funcionaban las cosas en mi vida: amaba y perdía

¿Te sorprende? Estamos en Nueva Orleans, y bien… la tierra aquí está mancillada y también bendita