Vamos, papá. Tenemos veinte minutos antes de que llegue la patrulla siguiente.... ... Se oye una explosión... Nuestro padre está caído junto a la segunda barrera. Sí, hay un medio de atravesar la frontera: hacer pasar a alguien delante de uno. |
Vamos, papá. Tenemos veinte minutos antes de que llegue la patrulla siguiente.... ... Se oye una explosión... Nuestro padre está caído junto a la segunda barrera. Sí, hay un medio de atravesar la frontera: hacer pasar a alguien delante de uno. |
Le digo que intento contar mi historia, pero no puedo, no tengo valor, me hace demasiado daño. Entonces lo embellezco todo y describo las cosas no como sucedieron sino como yo querría que hubieran sucedido.
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Por muy triste que sea un libro, nunca puede ser tan triste como la vida.
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"Nos gustan las nueces " y "nos gusta nuestra madre" no puede querer decir lo mismo. La primera fórmula designa un gusto agradable en la boca, y la segunda, un sentimiento. Las palabras que definen los sentimientos son muy vagas; es mejor evitarlas y atenerse a la descripción de los objetos, de los seres humanos y de uno mismo, es decir, a la descripción fiel de los hechos.
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Este libro, en realidad, son tres libros. El primero se titula El gran cuaderno y se escribió en 1986; el segundo, titulado La prueba, está escrito en 1988 y el tercero llamado La tercera mentira, en 1993. La mejor opción es leerlos en orden porque yo creo que te enteras mejor de lo que ocurre. La autora, Agota Kristoff, nació en Hungría y con la segunda guerra mundial tuvo que huir a Suiza con su marido y su hija cundo tenía tan solo veintiún años. Sería en este país donde empezaría a escribir a pesar de no conocer el idioma francés, que aprendería con una diccionario y de manera autodidacta. Tradujo ella misma sus poemas. Estos libros son de una crudeza absoluta, cada uno escrito de manera muy diferente y en todos puedes comprobar los desastres de la guerra que debió ver y sufrir y que refleja perfectamente en los personajes sin piedad, crueles, planos en cuanto a sentimientos que pueblan sus libros. El primero, escrito en plural por parte de los gemelos Claus y Lucas, es lo más diferente y brutal que he leído nunca, a veces, cruel, a veces, duro, no puedes permanecer impasible ante lo que están leyendo tus ojos a pesar, y ahí está el verdadero recurso, de parecer un cuento de niños y para niños. Piensas que va a cambiar la narración a medida que los niños crezcan, sin embargo, ves que nada cambia, sino que todo se embarra más y más y para cuando te das cuenta, llevas abandonos, violaciones, zoofilia y todo con unos narradores en primera persona del plural como son Claus y Lucas. En la segunda parte es solo uno el que habla, sin embargo ya no sabes qué pensar. ¿El otro ha muerto? ¿Siempre han sido dos o, acaso, solo uno con desdoblamiento de la personalidad? ¿Uno nos cuenta la historia que han escrito entre los dos? ¿Aparecerá el que falta? Vas todo el tiempo con el corazón encogido pensando en qué puede pasar, si bien el primero es excelente, aquí aparecen unos personajes que para mi opinión no tienen mucha importancia, pero que le dan coherencia al texto y aportan otros aspectos de la guerra desde otro punto de vista. Y en la tercera, a base de leer y leer crees comprender todo lo que ha pasado en los otros dos libros, sobre todo en el primero y entiendes los títulos individuales, pero es un cruce de cables y te hacen chiribitas los ojos y la cabeza de pensar cómo alguien ha podido escribir algo, en apariencia tan tergiversado, y que sin embargo, tenga una coherencia final sublime. Es una novela frente a la cual no puedes permanecer impasible y que permanecerá en mi cabeza de por vida. De cabeza a la lista de libros favoritos que yo tendría en la estantería de mi chimenea si tuviera chimenea. Leedlo, por favor, hay que conocer la guerra desde todos los puntos de vista. Al final, las guerras siempre son guerras. De hecho, en este libro no sabemos en qué país estamos, ni en qué ciudad, ni siquiera en qué bando, o quiénes son los malos o los buenos. + Leer más |
Por muy triste que sea un libro, nunca puede ser tan triste como la vida.
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Con el paso del tiempo, todo se borra. Los recuerdos se difuminan, el dolor disminuye.
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Camino por las calles de la ciudad de mi niñez. Es una ciudad muerta, las puertas y ventanas de las casas están cerradas, el silencio es total.
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Si uno piensa, le resulta imposible amar la vida
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"-- Me gustaría saber si escribe cosas verdaderas o inventadas. Le contesto que trato de escribir historias verdaderas, pero que, en un momento dado, la historia se hace insoportable por su misma verdad y entonces me veo obligado a modificarla. Le digo que intento contar mi historia, pero no puedo, no tengo valor, me hace demasiado daño. Entonces lo embellezco todo y describo las cosas no como sucedieron sino como yo querría que hubieran sucedido. Ella dice: --- Sí. Hay vidas más tristes que el más triste de todos los libros. Yo digo: --- Exactamente. Por muy triste que sea un libro, nunca puede ser tan triste como la vida." (Págs.333-334). |
¿Cuál de los siguientes libros fue escrito por Gustave Flaubert?