Las muertas

Defiendo a estas mujeres porque es mi obligación, ya que soy defensor de oficio. Pero no estoy de acuerdo con ellas. Al contrario, creo que merecen la pena de muerte, que desgraciadamente, no existe en el Estado del Plan de Abajo,

Arcángela estaba a punto de preguntar «¿que pasa?» cuando oyó, primero un golpe sonoro-nalga contra baranda-, después un crujido-el barandal se desprende –golpe reverberante –barandal contra el piso–golpe seco–cabezas contra cemento.

El negocio de la prostitución es muy sencillo, lo único que se necesita es mucho orden

Así fueron siempre mis tratos con ella. Yo le decía una cosa bonita y ella me contestaba una burrada

En este caso no sabe uno de que admirarse más, si de la tortuosidad o de la infabilidad de la justicia

Yo lo forme. Si algo es ahora, me lo debe a mi. Cuando lo conocí parecía recién bajado de un cerro

¿Qué culpa tengo de haber nacido apasionada?