El jardín secreto

Un día que estaba sermoneando a mis hijos después de que 'senzarzaron' en una pelea, voy y les digo: "Cuando yo iba al colegio, en 'jografía' se nos 'dicía' que el mundo tenía forma duna naranja, y antes de los diez años comprendí, pues, que esa mesma naranja, toda ella, no pertenece a 'naide' en particular. A 'naide' le toca más 'cun' pedacito de su gajo, y a veces no hay suficientes gajos 'pa' tos. Así que ni uno de vosotros, pero ni uno, se piense que es el dueño de 'ta' la naranja, porque si no, tarde o temprano, os enteraréis de 'questáis' equivocaos, y eso no 'saprende' sin que a uno le den buenos golpes". Y eso es lo 'caprender' los niños de los niños -me siguió diciendo Susan-: que no tiene sentido hacerse con 'ta' la naranja, cáscara y 'to'. Porque como ansí saga, lo más seguro es cal final no te den más que las pepitas, que no se 'puen' comer de lo amargas que son.

- Cuando Mary descubrió este jardín... parecía muerto del todo -prosiguió el orador-. Entonces hubo algo que impulsó los tallos para que brotaran de la tierra, y a crear cosas de la nada. Lo que un día no existía al siguiente había aparecido. Hasta entonces, yo no había visto las cosas de esta manera, y me entró gran curiosidad; los científicos tienen gran curiosidad por todo, y yo voy a ser científico. Y me pregunté a mí mismo qué era ese algo, pues no es posible que no sea nada; y como no sé cómo se llama, pues lo llamo magia. Yo no he visto nunca amanecer, pero Mary y Dickon sí; y por lo que me cuentan estoy seguro de que tiene que ver con la magia, a algo que impulsa y que retrae. Desde que vengo al jardín, a veces he mirado el cielo que asoma entre los árboles y tengo una extraordinaria sensación de felicidad, como si algo estuviera agitándome el pecho para que inhalara y exhalara, y respirar más deprisa. Eso es lo que hace la magia: impulsar y retraer las cosas, y hacer cosas de la nada. Y todo está hecho de magia, las hojas y los árboles, las flores y los pájaros, los tejones y los zorros y las ardillas y las personas. Así que tiene que haber magia a nuestro alrededor..., en este jardín, en todas partes. [...]

Cosas mucho más extraordinarias le pueden suceder a quien, cuando le viene a la mente un pensamiento desagradable o descorazonador, tiene el buen juicio de acordarse a tiempo y expulsarlo, reemplazándolo por otro pensamiento grato y decididamente valeroso; y es que no puede haber dos cosas en un mismo lugar: Donde haya una rosa, hijo mío, no crecerán vilanos.

Mi madre cree que media hora de risa por la mañana curaría a cualquiera 'quempezara' a padecer las fiebres tifoideas.

Una de las cosas más extrañas de la vida es que solo muy de vez en cuando se siente la impresión de que se vivirá para siempre.

Todos somos únicos, solo que nunca como nos imaginamos.

Estoy seguro de qué hay magia en todo, solo que no tenemos la sensatez de aceptarlo y hacer que haga las cosas por nosotros.

Los pensamientos son tan poderosos como las pilas eléctricas; tan buenos para uno como la luz del sol, o tan malos para uno como el veneno. Dejar que un pensamiento triste o malo entre en tu mente es tan poderoso como dejar que la bacteria de la fiebre escarlata entre en tu cuerpo.
Si dejas que se quede ahí después de que ha entrado quizá no te recuperas en toda tu vida.

Tu mismo produces la magia.

―Yo no le gustaría ―afirmó Mary, de ese modo tan intransigente y frío―. Si yo no gusto a nadie.

Martha se lo pensó de nuevo.

―¿Y tú? ¿Te gustas a ti misma?