La asombrosa tienda de la señora Yeom

✒️«𝗟𝗼𝘀 𝗽𝘂𝗲𝗻𝘁𝗲𝘀 𝗲𝘀𝘁á𝗻 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗮𝘁𝗿𝗮𝘃𝗲𝘀𝗮𝗿𝗹𝗼𝘀, 𝗻𝗼 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗹𝗮𝗻𝘇𝗮𝗿𝘀𝗲 𝗱𝗲𝘀𝗱𝗲 𝗲𝗹𝗹𝗼𝘀».

✨️Dokgo es un indigente que sobrevive en la estación de Seúl y que ha perdido la memoria debido a su alcoholismo. Su existencia da un giro cuando encuentra el estuche de la señora Yeon y decide contactar con ella para devolvérselo. Esta profesora jubilada, que ha invertido la herencia de su difunto en una tiendecita, le invita a acompañarla al local y a comer. Como agradecimiento.

✨️Tras este acto caritativo se desarrollan las historias de una gran variedad de personajes, que buscan su lugar en el mundo, tratan de comprender a sus seres queridos o de encontrar el éxito. El establecimiento tiene la magia de lo humano y esta se intensifica cuando la dueña contrata a Dokgo para cubrir el turno de noche.

✨️Gracias a las interacciones de unos con otros, a la comunicación permanente y a la ternura que embarga el libro comprendemos que un pequeño acto, al alcance de cualquiera, puede salvar a otro ser humano. Y así ✨️𝗟𝗮 𝗮𝘀𝗼𝗺𝗯𝗿𝗼𝘀𝗮 𝘁𝗶𝗲𝗻𝗱𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝘀𝗲ñ𝗼𝗿𝗮 𝗬𝗲𝗼𝗺✨️(Duomo Nefelibata, 2024), de Kim Ho-Yeon se habrá convertido en ese lugar reconfortante y esperanzador al que regresar siempre que nos sintamos en medio de una tormenta.💫

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Viajamos a Seul para conocer a nuestro protagonista Dokgo que vive en la misma estación. Ha perdido la memoria debido a un problema grave con el alcohol lo que ha propiciado a su vez que termine siendo un indigente sin ninguna aspiración.

Su vida cambia cuando encuentra el estuche de la señora Yeon. En el está su número de teléfono y opta por ponerse en contacto con ella para devolvérselo.
La señora Yeon le invita a comer en su tienda en agradecimiento por devolverle el estuche pero no solo eso, quiere seguir ayudandole. Por ello cuando queda vacante el puesto del turno de noche de su negocio de alimentación, Dokgo comienza a formar parte de la plantilla.

Me ha sorprendido mucho la cantidad de historias que descubrimos a partir de un hecho tan caritativo y humano como el que tiene la señora Yeon ayudando a un indigente a cambiar su vida pese a que a ojos de sus allegados, de primeras, no este bien visto.
Como decía, conocemos otras historias donde Dokgo es el hilo conductor de todas ellas y siempre con un mensaje muy importante.

El final me ha sorprendido gratamente, una trama que queda perfectamente cerrada y llena de aprendizaje donde los valores y ayudar al que no tiene para mejorar su vida es lo más relevante de la novela.
Como con un gesto que nada cuesta podemos cambiar la vida entera de una persona, devolviéndole incluso las ganas de vivir.
Una lectura ágil, entretenida y necesaria. Muy recomendable.

Cálida y emocionante, La asombrosa tienda de la señora Yeom es una lectura que nos llena de esperanza. Ha sido la novela más vendida en Corea con más de un millón de ejemplares y se ha convertido en un auténtico éxito internacional.
El libro cuenta la historia de Dokgo, un hombre sin hogar que sufre de demencia debido a su adicción al alcohol. Dokgo tiene una "segunda oportunidad" cuando salva la billetera de la señora Yeom, dueña de una tienda de 24h. Dokgo también consigue un trabajo en el turno de noche en la tienda , lo que lo reúne con muchas personas, no solo con Yeom, sino también trabajadores y clientes. Este encuentro también le hizo recordar poco a poco su pasado. La mitad del libro está contada desde el punto de vista de varios personajes con sus propios problemas vitales. No fue hasta el último capítulo, cuando la historia fue escrita desde el propio punto de vista de Dokgo, y sabremos mucho más de él.
Me ha gustado mucho por todos los cambios por los que pasó Dokgo. También tenía heridas, heridas graves, hasta que finalmente pudo y estuvo dispuesto a aceptar y cambiar sus propios puntos de vista ante las personas que lo rodeaban. Si puede ayudar a otros a encontrar una salida siendo un buen oyente, entonces también debe ser capaz de encontrar soluciones a sus propios problemas.
En conclusión, un libro conmovedor lleno de emociones y que sin duda te enseñará a apreciar a los que tienes alrededor.

En el tren de camino a casa, la señora Yeom descubre que ha perdido su cartera. En ese momento, recibe una llamada de un hombre que dice haberla encontrado y acuerdan encontrarse en la estación de Seúl para que la mujer pueda recuperarla. Este hombre, que se presenta como Dokgo, vive y duerme en la calle, y la señora Yeom decide agradecerle el gesto invitándolo a comer lo que quiera de la tienda de conveniencia de la cual es propietaria. Sin embargo, lo que empieza como un simple gesto de gratitud para devolver el favor que ha recibido, acaba convirtiéndose en mucho más. Dokgo, que no recuerda nada de su pasado, parece guardar mucho en su interior, y su simple presencia ayuda a todos los que lo rodean. Parece tener un efecto sanador en los demás y consigue mejorar la vida de todo el que trabaja o pasa por la pequeña tiendecita veinticuatro horas de la señora Yeom.

“La asombrosa tienda de la señora Yeom” es un libro tierno y dulce, lleno de luz, de esos que te ayudan a reconciliarte un poco con el ser humano. Dokgo es un personaje misterioso, y mientras va recobrando poco a poco su memoria y aprendiendo de sus errores, comienza a recuperar el deseo de vivir, y su resiliencia ante las adversidades de la vida, no solo influyen en él, sino que sirve de inspiración a los que lo observan, primero con desconfianza, luego con incertidumbre y finalmente como si fuera un consejero o un maestro cuyas enseñanzas debieran seguir.

Me ha sorprendido bastante descubrir que el mensaje que Dokgo trata de trasmitir a todos siempre pasa por animar a las personas a expresarse, a que entiendan la importancia de comunicarse los unos con los otros, de entenderse, de hacer el ejercicio de ponerse en los zapatos del otro, ya que normalmente la falta de comunicación entre las personas en sociedades como la surcoreana, suele ser un tema bastante recurrente en las novelas que he leído, partiendo las problemáticas que se dan de esta dificultad para expresarse. Me ha gustado ver como Kim Ho-yeon relaciona la mayoría de los problemas que las personas padecen como consecuencia de esta.

Sé que con la literatura asiática no soy objetivo, porque me apasiona todo lo que encuentro en ella, pero, curiosamente, historias con tonos similares que podrían llegar a parecerme cursis o, incluso, moralistas, nunca me lo parecen cuando están contadas por autores asiáticos. Y es que tienen un algo especial para contar historias llenas de luz, lo hacen de una manera tan particular, que incluso para lectores como yo, que prefiero leer sobre la oscuridad del ser humano, consiguen cautivarme. En el caso de Kim Ho-yeon, me ha transmitido sentimientos tiernos y dulces, contados de una forma preciosa, dejando en evidencia cuales son las cosas realmente importantes de la vida.

Al leer la novela he entendido porque fue un éxito de ventas brutal en Corea del Sur, y es que creo que consigue trasladar esas enseñanzas y buenas energías que Dokgo le trasmite a los personajes que lo rodean al propio lector, y eso permite que este se sienta parte de ese grupo variopinto de personajes que se cruza con Dokgo y consigue, con ese breve contacto, ser más feliz. En definitiva, “La asombrosa tienda de la señora Yeom” es un novela agradable, que se devora siempre con una sonrisa en la cara, una historia que sirve como canto a la vida, para que disfrutemos de esta y tengamos la certeza absoluta de que existen las segundas oportunidades. Preparando la reseña descubrí que existe una segunda parte, esperemos que la editorial en España no tarde mucho en traerla.

Desde hace un tiempo, me gusta tener en mis estanterías libros reconfortantes, que te ofrecen calma y un buen rato, sin requerir demasiado esfuerzo por tu parte. Libros cuyo principal objetivo diría que es hacerte sentir bien a través de historias inspiradoras y que animan a seguir adelante.
 
‘La asombrosa tienda de la señora Yeom' es, sin duda, una de esas novelas. Tiene como centro una tienda de conveniencia en Seúl, cuya dueña, una profesora de historia jubilada, mantiene más que por lucrarse económicamente por seguir ofreciendo un salario a sus empleados, que dependen de ella. al inicio, la señora Yeom conoce a Dokgo, un hombre sin hogar y con amnesia, a quien ofrecerá trabajo a pesar de la opinión de quienes la rodean.
 
Así, aunque yo pensaba que la señora Yeom sería protagonista, esta cobra un papel secundario mientras que Dokgo y su evolución serán el centro. A través de los diferentes capítulos conoceremos a diferentes personas que, tras su paso por la tienda, su vida cambiará. No con grandes milagros, sino gracias a la interacción con Dokgo y acabarán tomando decisiones que hasta entonces nunca se habían planteado.
 
También muestra como las relaciones con los hijos una vez son adultos pueden ser complicadas, la enorme carga que supone sentirse alejado de los tuyos y bosqueja problemáticas actuales como la corrupción, las adicciones o la hipocresía.
 
Lo dicho al inicio, una historia bonita y luminosa, sin grandes giros y de estilo muy sencillo, eso sí no muy realista en algunos temas. Una novela sobre las segundas oportunidades, de esas que te deja con el corazón calentito, motivación para enfrentarte a un cambio.
 
Un libro que recomiendo mucho a aquellas personas que les gusten las novelas feelgood o necesiten un libro-abrazo en este momento.

Dokgo es un indigente que vive en la estación de trenes de Seúl. Grande como un oso, con dificultades para hablar, su vida cambia radicalmente cuando recupera un bolso que otros indigentes han robado. Se lo devuelve a su dueña, la señora Yeom y esta, en agradecimiento, le invita a comer en su tienda veinticuatro horas siempre que quiera. Dokgo se lo toma al pie de la letra y empieza a aparecer por la tienda cada día. Por eso, cuando el trabajador del turno de noche abandona el trabajo, la señora Yeom se lo ofrece a Dokgo.

Dicen que hacer el bien genera cosas positivas no solo en quien recibe la bondad de otra persona sino en esta misma persona, la que hace algo por los demás. Y esto es lo que nos muestra esta novela donde un gesto de bondad acaba acarreando muchísimas cosas buenas.

Estamos ante una novela coral con dos protagonistas claros –Dokgo y la señora Yeom- y una serie de personajes secundarios que darán lugar a subtramas perfectamente encajadas en la historia principal. La principal es la que os acabo de contar. Las tramas secundarias son las referentes a las diversas personas que se relacionan con Dokgo: las dos trabajadoras de la tienda y algunos de los clientes de la misma. Una vez que Dokgo se ha convertido en trabajador de la tienda en el turno de noche, se suceden los capítulos que, cada uno dedicado a una persona, forman las diferentes subtramas. En ellos se nos presenta al personaje, que muchas veces tiene algún problema y se nos habla de su relación con Dokgo. Relación que al principio suele ser mala pero, como si Dokgo fuera una especie de hada madrina, acaba dándole la vuelta a todo y transformando para bien la vida de los que con él se relacionan. Con esa forma de ser tan especial, casi tartamudeando al hablar, sin recordar quién era antes de beber como un cosaco, Dokgo actúa y habla de forma natural, sin artificios y acaba transformando el resquemor que de primeras la gente siente hacia a él por su condición de indigente borracho, en algo parecido a una amistad.

La fuerza de esta novela radica en sus personajes. A pesar de que es muy corta y de que a muchos de los personajes se les dedica solo un capítulo, aparecen revestidos de veracidad y acaban haciéndose un hueco entre nosotros. Especialmente la encantadora señora Yeom, una profesora jubilada que invirtió sus ahorros en una tienda veinticuatro horas. O Dokgo, un oso bonachón que lleva unos años viviendo en la calle y no recuerda cómo empezó todo y a qué se dedicaba antes. Ha bebido tanto que se ha olvidado. Averiguar qué es lo que le llevó a ese estado es la parte intrigante de la novela. Acabaremos sabiéndolo en el capítulo final, un cierre muy bonito para la historia.

Es una novela muy corta y ágil que se lee prácticamente del tirón. En mi caso, la primera novela coreana que he leído. No soy asidua de la literatura asiática porque, sobre todo la japonesa, a veces me cuesta, se me hace rara. Es verdad que he leído unas cuantas novelas japonesas que me han gustado mucho pero otras no me han gustado nada (autores como Murakami por poner un ejemplo no son para mi). Por eso cogí este libro con ganas y buenas sensaciones por la sinopsis pero también con un poco de miedo. No hay que tenérselo porque “La asombrosa tienda de la señora Yeom” es una novela muy normal. Bastante más occidentalizada que las japonesas y por eso más asequible para los europeos.

La historia es realmente bonita. Es una novela muy positiva, llena de buenas vibraciones, cómoda, cálida, confortable, conmovedora, alegre, esperanzadora. Podríamos decir que es una novela feel-good, de esas que te hacen poner una sonrisa alegre en la cara y que te calientan un poco el corazón.

Conclusión final

He disfrutado mucho de esta lectura tan llena de valores. Me ha dejado muy buen sabor de boca y no dudo en recomendárosla.
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Nos encontramos con una historia muy típica asiática. Es casi un cuento, con algo de moralina, etc. de estas lecturas agradables, de buenos sentimientos, acogedoras.

La señora Yeom tiene una tienda de veinticuatro horas. A raíz de un encuentro con un vagabundo llamado Dokgo, ésta le propone trabajar en la misma como agradecimiento por haber encontrado y entregado su monedero robado. El señor acepta el puesto y comenzará a conocer a los vecinos del barrio que pasarán por la tienda.

La narración ha sido muy clásica, con claro inicio, nudo y desenlace. Los personajes han sido muy singulares, y sobre todo, el protagonista de la historia. Ha sido interesante conocerle y saber las circunstancias que le llevaron a ser un sintecho, etc. Aún así, la pequeña historia de cada uno de los personajes ha sido bastante previsible. No hay ningún giro o sorpresa, aunque creo que se intentó.

Según parece, la novela ha sido todo un éxito en Corea del sur. Personalmente estas novelas me resultan muy ligeras y agradables pero sin más ni más. No tiene una gran trama, y tampoco encuentras buena literatura. Es más bien lectura juvenil, diría yo: letra e interlineado grande, menos de trescientas páginas, con una portada bellísima.

Es un libro muy disfrutable, para un momento en el que necesites algo menos sesudo o algo de buen rollo. Adecuado para hacer la transición a alguno con más tela que cortar.

Recomendado para momentos de bajón.

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En los últimos meses, encender la televisión es en lo último que pienso y apenas entro en redes sociales como Twitter o Facebook. Estamos sobreexpuestos a una cantidad de noticias negativas brutal y ver tantas faltas de respeto, tanto odio y tanta violencia me drena la energía. Por eso, cuando leo libros como «La asombrosa tienda de la señora Yeom» me siento como si me hubieran puesto una tirita en el corazón.

Esta historia infunde tranquilidad. Te abre los ojos sobre lo importante que es crear lazos con la gente, ser altruista, dedicar palabras bonitas a alguien cuando más lo necesita, ser empático y, sobre todo, saber escuchar. Porque mucha gente sabe dar consejos, pero muy pocos saben escuchar bien.

A veces no se necesitan grandes cosas para que un libro te enganche. Este libro tiene una trama sencilla que gira en torno a la cotidianidad y sus personajes son normales. Gente con la que podrías cruzarte por la calle. Y gracias a eso, la experiencia de lectura ha sido más íntima.

Además, que la historia esté tan bien traducida (mil gracias, Ainhoa) me ha teletransportado a mi época de estudiante en Corea del Sur, cuando iba a la tienda de conveniencia de la universidad a por mi «kimbap» de atún con mayonesa diario.

Creo que ha quedado claro, ¿no? Este libro me ha encantado. Te devuelve la fe en el ser humano y es muy probable que se haya coronado como mi favorito de este marzo asiático.

La primera palabra que se me viene a la cabeza para describir este libro es "precioso" y se me quedaría corta porque me ha parecido una auténtica maravilla la historia que me he encontrado entre sus páginas.

El ritmo es pausado, como suele ser habitual en la literatura asiática, pero no significa que sea aburrido. A mí me ha provocado mucha paz y tranquilidad mientras iba pasando una página tras otra y, precisamente, es lo que necesitaba en estos momentos que están siendo un poco complicados para mí, así que estoy muy agradecida de que este libro haya llegado a mis manos.

Esta bonita historia nos muestra que aún existen personas bondadosas que no dudan en ayudar a los más necesitados sin ningún tipo de prejuicios. Son pocos los personajes que aparecen, pero la personalidad de la mayoría de ellos ha sabido llegarme al corazón. En cada capítulo iremos conociendo el pasado y presente de cada uno de ellos y cómo reciben la ayuda desinteresada de uno de los dependientes que trabajan en esa humilde tienda; una ayuda en forma de tranquilas conversaciones y valiosos consejos a los que muchos de nosotros deberíamos hacer caso y seguro que en nuestro día a día seríamos mucho más felices.

"La felicidad no se encuentra en la meta después del camino, sino que el propio camino es la felicidad".

Cuando vi el titulo de esta novela lo primero que pensé fue en esas típicas tiendas chinas, 24 horas que encontramos en cualquier sitio, y la verdad que no iba mal encaminada.
La novela comienza cuando un vagabundo encuentra la billetera de la Señora Yeom en la estación de Seúl. Yeom en la propietaria de una tienda 24 horas, al principio desconfía de este personaje, tiene prejuicios por las pintas y por la forma de actuar pero con el paso del tiempo queda soprendida con su comportamiento, tanto que decide darle una nueva vida, le contratará en su tienda para el turno de noche y es aquí donde de nuevo aprendera a ser humano.
A lo largo de los capítulos que componen esta novela, iremos conociendo diferentes personajes, donde nos contarán su vida, una vida que puede ser la de cualquiera, haciendo que sean capaces de pensar de otra manera.
Pero no solo viviremos las historias de otros personajes sino también la suya propia, ira recordando su pasado, un pasado que enterró durante mucho tiempo y que llego a olvidar.
La narración es muy ágil, cada personaje tiene su capítulo, decir que la traducción es muy buena y el lenguaje no es nada extraño. Una novela que te hará reflexionar y aprender de la vida de otras personas.