Obra poética completa de Miguel Hernández

Donde voy, con las mujeres
y con los hombres me encuentro,
malheridos por la ausencia,
desgastados por el tiempo.

¿Para qué me han parido, mujer?
¿Para qué me han parido?

Para dar a los cuerpos de allá
este cuerpo que siento hacia aquí,
hacia ti traído.

Para qué me han parido, mujer,
si tan lejos de ti me han parido.

Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.

¿De qué adoleció
la mujer aquélla?
Del mal peor:
del mal de las ausencias.

No puedo olvidar
que no tengo alas,
que no tengo mar,
vereda ni nada
con que irte a besar.

Tú eres fatal ante la muerte.
Yo soy fatal ante la vida.
Yo siempre en pie quisiera verte.
Tú quieres verte siempre hundida.

árbol ya de verdades, sin mentiras
de hojas ni de sombras, de las ramas,
por el frío hoy tormento, ayer caricia.

La fuerza que me arrastra
hacia el mar de la tierra
es mi sangre primera.

La fuerza que me arrastra
hacia el fondo del mar,
muerto mío, eres tú.

Fue una alegría de una sola vez,
de esas que no son nunca más iguales.
El corazón, lleno de historias tristes.
fue arrebatado por las claridades.

De aquel querer mío,
¿qué queda en el aire?
Sólo un traje frío
donde ardió sangre.