Para reseñar a Hernández primero hay que leerlo con los cinco sentidos. Cualquier otra cosa sería desacato, osadía...falta de respeto al esfuerzo de quien compuso. Para hablar de Miguel hay que comprenderlo. No basta con licenciarse, se debe amar la literatura. Meterse en su piel, respirar su compromiso político, su amor por lo taurino, su ideal de mundo perfecto que sangra por hambre, aunque no en todo estés de acuerdo. Para hablar del alicantino hay que ser humilde, y desde esta humildad, citarle. " En la cuna del hambre mi niño estaba con sangre de cebolla se amamantaba" Nanas de la cebolla. Para leer a Hernández hay que amar desde las entrañas. En silencio. Sufriendo. Y dejar que se mezclen tus lágrimas negras en su tintero. Convertirse en "Perito en lunas" y navegar el océano de sus poéticos acertijos. Tal vez ser un hombre a una nariz pegada y revolcarse en octavas reales. O, del rayo que no cesa, con sus sonetos a un amor latente y prohibido. A veces, ser meteorólogo ayuda, aprender como soplan los vientos del pueblo, padecer el hambre de las balas y la miseria de su pólvora. Incluso morir en legítima defensa porque "El hombre acecha" ¡Qué duro ha de ser crear descendencia y no verla nacer, aunque sean como en este caso, versos tardíos! Lorca, Cervantes, Calderón, Góngora, Bécquer, Quevedo...¡perfecto! pero, ¿dónde quedó Hernández? Orihuela no es suficiente para tanto talento siendo como es ínfimo cualquier universo, en el alma del buen poeta. Para hacer una reseña de don MIGUEL hay que ser capaz y humilde. Yo no soy ninguna de las dos cosas, pero había que intentarlo. Espero que en alguna frase, se perciba una minúscula parte del perfume de su grandeza. Una antología que recoge muchos de sus magníficos poemarios. Un hombre que gritó al mundo desde el alma y en el lenguaje del verso. + Leer más |
En las emotivas páginas de esta obra, Quique Palomo (Vida y muerte de Federico García Lorca; Antonio Machado: Ligero de equipaje) adapta la obra de Ian Gibson, en la que trazan un certero recorrido por las vidas de cuatro magníficos poetas de nuestro tiempo: Federico García Lorca, Antonio Machado, Miguel Hernández y Juan Ramón Jiménez, en un estudio estremecedor sobre la lealtad a la causa republicana de cuatro de las mejores voces poéticas de la España del siglo XX, represaliada con la muerte en el exilio, el fusilamiento sin juicio y la muerte en la cárcel.
Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Miguel Hernández. La obra definitiva sobre los insignes poetas, de la mano del hispanista de mayor reconocimiento.