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Crítica de marlluch


marlluch
23 October 2023
Antes de comenzar esta reseña, agradezco tanto a Masa Crítica como a la editorial Gadir la oportunidad que me han dado de conocer mejor a varios escritores, a través de la lectura del libro que voy a comentar.
También me gustaría señalar que no ha sido una tarea fácil realizar esta crítica. de modo habitual suelo elegir libros que o bien gracias a su género, su escritor o su sello editorial, me ofrecen cierta seguridad a la hora de reseñarlos. Conozco bien a la editorial Gadir, gracias a la cual he podido acceder a obras de escritores clásicos en cuidadas versiones ilustradas, dirigidas a un público infantil. Por otro lado, los escritores de lengua anglosajona forman parte de mis autores favoritos. Así que cuando recibí Cuentos anglosajones, me sentí ilusionada a la vez que terriblemente emocionada por haber tenido tanta suerte.
Sin embargo, al comenzar a leer esta recopilación sentí que había un problema en ella. Por una parte, tenemos el título. Ésta es una parte fundamental en cualquier obra ya que es el primer contacto que el lector tiene con ella y crea parte del horizonte de expectativas en él. Cuentos anglosajones es un título que sugiere cierta variedad y amplitud en la recopilación de los relatos. Por el contrario, tanto el subtítulo como el prólogo del editor restringen de modo muy amplio el campo del que se nutre la obra: nueve autores, cuatro de origen inglés y cinco estadounidense. Esto es totalmente aceptable, si tenemos en cuenta la cantidad de escritores de lengua anglosajona que han cultivado el cuento. El problema es que, en su mayoría, pertenecen al siglo XIX, con lo que el título, que puede sugerir cuentos de diferentes momentos históricos, es poco preciso y puede resultar engañoso. Por otro lado, muchos de los cuentos están enfocados a un público infantil o juvenil (10 años en adelante) y han sido publicados con esta indicación por separado por la editorial. Un lector que se enfrente a la lectura del libro puede sorprenderse por la inclusión de cuentos con tono infantil o juvenil en una obra que no especifica en ningún momento la presencia de este tipo de relatos. Estos cuentos no tienen ninguna falta desde el punto de vista literario, pero desde mi punto de vista, creo que el editor debería haber aclarado su inclusión en la obra.
Una vez aclarado este punto, el lector puede adentrarse sin problemas en la lectura de la obra. Ésta se abre con un cuento de Dickens. Este autor, más conocido por sus novelas (como bien señala el prólogo) fue también el creador de varios relatos. El que se recoge en esta colección no es sin embargo el mejor de ellos. Con el título “El velo negro”, Dickens nos cuenta la historia de un médico novato que después de una jornada de trabajo, descansa en su humilde pero acogedor hogar. de pronto se ve sobresaltado por la aparición de una mujer vestida completamente de negro: necesita que al día siguiente acuda a una dirección para intentar recuperar la vida de un paciente que estará probablemente muerto. Si bien buena parte de la crítica presente en Internet se inclina por considerarlo un relato de misterio y terror, desde mi punto de vista en este cuento Dickens trata de realizar una pintura de la sociedad londinense Para ello presenta los contrastes existentes entre unos barrios más o menos aceptables y otros deplorables, unas personas relativamente afortunadas y otras torturadas por las normas sociales y judiciales de la época; todo ello, con la presencia de los sentimientos de piedad y compasión propios del escritor.
La colección cobra más nivel con su segundo relato, del estadounidense Nathaniel Hawthorne, “Las tres manzanas de oro”. En él se nos cuenta, con gran sentido del humor, uno de los trabajos de Hércules y la serie de encuentros que tiene en su camino para alcanzar su objetivo. La narración está dirigida a un público juvenil, si bien los modismos del lenguaje dirigido a este tipo de público no restan para nada valor a la obra. Resulta, en todo caso, refrescante cómo el autor de la letra escarlata emplea un tono completamente diferente al de la novela con la que obtuvo su puesto en la Historia de la Literatura.
Uno de los mejores cuentos de esta colección es sin duda, “El regalo de los Reyes Magos”, de O. Henry. Este escritor norteamericano lo escribió en tan sólo tres horas, con una botella de whisky encima, presionado por el plazo de entrega a su editor. En esta pequeña joya el lector encontrará muchos de los rasgos de O. Henry: sentido del humor, giros inesperados y por supuesto un final totalmente sorprendente.
Otro de los mejores relatos es el “Amor a la vida” de Jack London. En esta obra, publicada en Los mejores relatos del Gran Norte, Jack London nos cuenta la escalofriante lucha de dos hombres por mantenerse vivos. La codicia, la falta de compañerismo, la perseverancia, la presencia de una naturaleza impresionante, son algunos de los elementos presentes en el cuento, que termina con un giro que, de no haber sido tratado por London de manera compasiva, podría haber resultado cómico.
Edgar Allan Poe no podía estar ausente en una recopilación de relatos en lengua inglesa. En este caso se ha elegido el relato “El retrato oval” para representarlo. Un hombre herido acompañado por su criado se ve obligado a pasar la noche en un palacio abandonado, con algunas estancias todavía en buen estado. Las paredes, incluidas las de la habitación donde va a descansar el herido, están cubiertas de tapices y grabados, entre los que se encuentra el de una joven que llama fuertemente la atención del protagonista. Buscando en el aposento, encuentra un libro en el que se narra la desgraciada historia de la joven retratada. Una historia interesante en la que se plantea cómo el Arte puede acabar vampirizando la Vida.
Tras un cuento de desenlace previsible y que no hace justicia al autor de Drácula, Bram Stoker, “Cómo el número 7 se volvió loco”, la colección vuelve a cobrar nivel gracias a dos grandes autores: Mark Twain y Oscar Wilde.
Mark Twain nos presenta “La famosa rana saltarina del condado de Calaveras”, un cuento dirigido a un público infantil, en el que se palpa el placer de la narración por la narración de su autor. Un hombre se dirige a un pueblo para hacer indagaciones sobre un amigo de un amigo suyo: su resultado es una hilarante historia sobre una persona que hace apuestas sobre cualquier asunto que se le plantee (o sobre el contrario).
Más interesante resultará al lector adulto la moraleja de la fábula de Twain “Fábula del gato, el espejo y el cuadro”, en la que el narrador concluye: “Cuando leas podrás encontrar en cualquier libro lo que tú quieras, si tú te pones entre lo que lees y lo que te cuenta el espejo de tu imaginación”.
Finalmente, Oscar Wilde ofrece al lector un ejemplo del buen hacer literario con dos cuentos: el breve, pero muy interesante “El hombre que contaba historias” en el que trata el tema de la imaginación y la realidad y “El niño estrella”. Éste último es un relato cargado de sentimiento, aventuras y enseñanzas, que aborda temas como la generosidad, la belleza, la crueldad, la vanidad presentes a menudo en la obra de este escritor. A pesar de ser una historia dirigida a un público infantil, su final es realista y no carente de dureza.
En conclusión, nos encontramos ante una colección de relatos interesante, que permite al lector conocer cuentos en general poco conocidos de los autores que reúne y que puede crear algunas falsas expectativas por su título: es una colección ecléctica, en la que el único hilo conductor parece ser el hecho de que sus autores son anglosajones y, en algunos casos, han sido editados con anterioridad por el mismo editor. Si el lector tiene estos aspectos en cuenta, disfrutará mucho con el libro.



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