Pero ¿quién necesita el inglés? El francés es el lenguaje de la sociedad distinguida - había replicado su madre-. Ya que te empeñas en trabajar en vez de casarte como tus hermanas, al menos que sea en tu propio país.
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Pero ¿quién necesita el inglés? El francés es el lenguaje de la sociedad distinguida - había replicado su madre-. Ya que te empeñas en trabajar en vez de casarte como tus hermanas, al menos que sea en tu propio país.
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-No. A veces, lo mejor es dejar las cosas ocurran sin más.
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Cuando Tom Ashdown volvió a quedarse a solas con sir Andrew, se dijo que confiaría en la institutriz. Durante la charla y también luego, tomando el té, había notado en ella una gran tensión que intentaba ocultar con celo. Aunque no había hablado mucho, su mirada permitía sospechar que en una charla a solas le podría contar cosas interesantes.
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A nosotros, los ingleses, nos cuesta abrirnos a los extranjeros y eso que, de hecho, en el Imperio nosotros somos los forasteros.
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- Oh, ¡qué bueno, señorita Pauly! ¡Qué bueno! ¡Una mujer que dice lo que piensa!
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Toda señal de flaqueza se aprovecha para atacar.
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El telón se corrió. Charlotte se levantó como movida por un resorte y se froto las manos con la falda, como queriendo limpiarse por el roce del papel y las palabras hipócritas. En ese momento se dio cuenta de lo bien que había hecho adaptando ese nuevo puesto de trabajo. Esa carta no iba a obtener ninguna respuesta. |
Gregorio Samsa es un ...