Escribir esta reseña significa dejar marchar a unos personajes que han permanecido en mi corazón a lo largo de casi un año, exactamente desde que decidí leer Xander, que no fue en el momento de su publicación. Sabía que era duro y me costó empezarlo, pero desde el momento en que abrí sus páginas me cautivó, y así siguieron uno tras otro todos los libros de la Serie Speed. Y ha llegado el momento de rendir el homenaje que se merece a ese personaje que desde el inicio ha estado presente, sin llamar la atención más de lo imprescindible, siempre apoyando con su descaro, haciéndose un hueco y un nombre a través de un medio poco habitual, protegiendo lo suyo y a los suyos, "engañando" para evitar el dolor que provocan las palabras de los envidiosos, pasando de larva a crisálida, "La Vane". Enamorada desde el primer día en que lo vio, del hermano de su mejor amiga; rechazada por unos principios tontos y caducos nos da una lección difícil de olvidar. Si quieres a alguien, es con todas las consecuencias, con sus errores y sus miserias y le apoyas en lo que necesite, le muestras el camino, no el que se supone correcto sino el que le llevará a estar en paz. Y aquí entra Damián, de tortazo con la mano abierta en más de una ocasión. He de admitir que en algún capítulo he pensado que no era digno de una mujer como ella; después, recapacitando y recordando lo que tuvo que pasar, he reconocido que no ha sido fácil aceptarse tal y como es. Y menos aún, cuando el motivo de sus males lo tiene ante sus narices, pero es imposible que lo vea. Y junto a ellos tenemos al resto de los protagonistas de los anteriores libros, confluyendo para dar el cierre a la trama que los unía a través de Petrov, Benedikt, Chantal y Sandra. Cada uno ha tenido un final adecuado a sus actos pasados y actuales. Hemos conocido las motivaciones de Petrov, hemos visto dar la vuelta a la tortilla para mal en el caso de alguno de ellos y reconozco que lo he disfrutado; en otros casos el giro ha sido para mejor, y sobre todo, hasta el final he dudado de la maldad de Petrov. Y quien quiera saber la respuesta, tendrá que leer el libro. Sublime es el tetrapílogo! Que Vane llevaba regalo ya lo sabíamos y esa reacción suya con la sorpresa del postre, es la guinda del pastel. Nunca dejará de ser espontánea. Y la parte que le toca a nuestro amado/odiado Petrov, es perfecta por lo que respecta a su situación y sorprendente por su siguiente "proyecto". Me quedo con ganas de más, pero siempre podré darme un atracón leyendo los seis de un tirón. Gracias Rose, por regalarnos estas historias. + Leer más |