El silencio de la ciudad blanca

La visión de los meteoros duraba poco, apenas unos segundos, y había que estar atento, porque si pestañeabas, te lo perdías. Quizá como las cosas buenas de la vida. Como estar allí con el abuelo, tirados en la tierra que un día nos iba a acoger a ambos en su regazo.

En una conversación manda por derecho propio el que menos habla.

Aquí termina tu caza, aquí comienza la mía

Cuando el que se pone a matar en cadena es un puñetero genio, solo puedes rezar para que tu bola no salga del bombo dorado y el niño de turno no cante tu número con voz temblorosa.

Un ego apaleado se pone digno con facilidad

A veces el tiempo que marca el calendario no tiene nada que ver con el tiempo mental o emocional que cada uno vive por dentro

La realidad y la ficción son hermanas gemelas, una se retroalimenta de la otra.

Lo que vale en estas tierras es ser bueno y además parecerlo.

Hay noches tan largas que parece que ha transcurrido una vida desde que comenzaron.

Todas las buenas preguntas comienzan con un ¿y si?