—¿Cuanta gente quiere matarme, inspector? Sus labios se curvaron en una sonrisa. Debía ser la primera ves que lo veía sonreír de verdad. —No sé cuantos, milady, solo quiero asegurarme de que ninguno lo consiga. |
—¿Cuanta gente quiere matarme, inspector? Sus labios se curvaron en una sonrisa. Debía ser la primera ves que lo veía sonreír de verdad. —No sé cuantos, milady, solo quiero asegurarme de que ninguno lo consiga. |
—Vaya, veo que llevas una semana bastante ajetreada. A ver si me he enterado bien. En los dos últimos días alguien ha dejado un objeto robado en tu bolso, han registrado tu casa y te han acusado de asesinato. —se detuvo para mirarme fijamente—. ¿He olvidado algo alguna otra desgracia que no me hayas contado? —No, diría que eso es todo —propuse con irritación. no me gustaba su tono. ¿Estaba limitándose a ser comprensivo conmigo, o me estaba regañando?—. Yo no tengo la culpa de lo que ha pasado. |
—Ni lo pienses —dije, levantando una mano en un gesto de advertencia—, desde que tengo uso de razón siempre ha habido alguien controlando mi vida. Primero mi madre, luego mi esposo y después la familia de mi esposo. Por fin tengo la oportunidad de decidir por mí misma, y aunque dé un poco de miedo, reconozco que me gusta.
|
-(…) Yo quería casarme con el mejor partido que pudiera encontrar, y una vez lo hice, pensé que había cumplido con mi deber. Pero la cosa no acaba ahí. El matrimonio es el comienzo de una nueva vida en la que te encuentras a merced de un hombre que es poco más que un extraño.
|
¿En qué año se publicó?