Light Chaser

Es absolutamente curioso cómo los autores Peter F. Hamilton y Gareth L. Powell consiguen, en las 150 páginas de “Light Chaser”, trasladarnos un space opera absorbente y de gran complejidad. El vasto universo que crean no se ciñe únicamente a una aventura de ciencia ficción desarrollada en el espacio, sino que también inventan todo un sistema de creencias y, en general, un mundo que nos acercan a medida que la protagonista va siendo consciente de su propia esencia y de su cometido en la vida. Con todo ello, además de la acción interestelar, nos ofrecen una historia de resistencia frente a una opresión invisible y que pudiera parecer imposible de vencer.

Amahle es una surcaluz, viaja por el espacio y por los diversos mundos eternamente recopilando los collares de memoria que previamente ha dejado en ellos y que conservan los detalles de las vidas de quienes los portaron durante numerosas generaciones. Mientras viaja a través de los mundos en su nave Mnemósine, se nutre de estos recuerdos hasta que un día, precisamente a través de este canal, le llega un misterioso mensaje que le advierte de una traición muy cercana.

Me ha gustado especialmente la idea de visitar mundos muy dispares que, desde un punto de vista puramente evolucionista, se encuentran en distintos estadios de civilización. Los autores no dejan nada al azar y nos explican la existencia de toda esta diversidad como consecuencia de la Gran Diáspora que tuvo lugar milenios antes desde la tierra para colonizar otros mundos. En este sentido, el hecho de que la protagonista cambie baratijas por los collares de memoria, no nos resulta tan ajeno y recuerda especialmente a sucesos que ya se dieron durante el colonialismo en nuestra propia historia.

Precisamente esto también puede entroncar con la existencia de esa cosmogonía de Elevados, como seres que no están presentes físicamente, pero se nutren de las vivencias de los diferentes planetas subyugados y paralizados en un estadio de evolución del que no pueden avanzar (sigue sin resultarnos tan ajena esta rueda que me ha traído verdaderos paralelismos con el sistema mundo que desarrollara Wallerstein). En este sentido la sucarluz (de manera inconsciente) y las IA servirían como intermediarios con esos seres que no dejan de mover los hilos para que el universo se mantenga tal y como a ellos les conviene. Por otro lado, esa forma de nutrirse de los recuerdos me ha resultado especialmente interesante como nueva manera de entender esa omnisciencia de la divinidad. Además de todo ello los autores desarrollan un ciclo vital basado en la reencarnación, algo que tiene mucho peso en la trama. Como conclusión, considero que es una obra que merece ser tratada con atención e incluso es posible que una segunda lectura nos lleve a caer en detalles que es fácil pasar por alto entre las múltiples aventuras de una carismática protagonista.

¿Alguna vez se han preguntado cómo sería su vida si fuesen inmortales? Imaginen llevar milenios recorriendo planetas para intercambiar los recuerdos de los habitantes mortales de esos lugares por baratijas que llevas en tu nave. Y repetirlo todo una y otra vez en un ciclo sin fin. Así es la existencia de la protagonista de la historia que les quiero recomendar, hasta que en uno de esos recuerdos encuentra un mensaje que le hará cuestionarse todo lo que creía conocer sobre sí misma y su propósito como surcaluz. Hoy les presento Light Chaser. Surcaluz, de Peter F. Hamilton y Gareth L. Powell una novela corta de ciencia ficción llena de aventuras y sentido de la maravilla.

«Todos somos la suma y el producto de nuestros recuerdos».

El libro nos cuenta la historia de Amahle, una humana con ADN sintético que la transforma en la práctica en una inmortal. Una mujer que viaja en el espacio como la capitana y única ocupante de una nave estelar llamada Mnemósine que es capaz de viajar a una velocidad cercana a la de la luz. Nuestra protagonista es una surcaluz y su trabajo consiste recorrer en bucle un conjunto de planetas colonizados por el Dominio. En cada uno de esos mundos lejanos que visita durante su ruta debe intercambiar collares de memoria que los habitantes de los mundos van pasando de generación en generación, por pequeños objetos que guarda en su nave. Baratijas que realmente no tienen mucho valor para la capitana, pero sí para los pobladores de los lugares que la reciben.

Si tenemos en cuenta que la surcaluz pasa por cada de uno de esos mundos aproximadamente una vez cada milenio, sus visitas son esperadas con una mezcla de devoción y escepticismo. Todos saben de su existencia y recibir uno de los collares que trae en la nave es un honor para cada familia, que además de estatus, saben que de cuidarlos y pasarlos de padres a hijos recibirán una valiosa recompensa de la viajera de las estrellas. Todo sin sospechar que esos artilugios en apariencia sencillos graban su día a día. Vidas que luego en sus largos peregrinajes entre las estrellas Amahle podrá vivir de manera indirecta.

«Puede que Amahle pasase la vida viajando en soledad por las estrellas, pero vivía miles de vidas reales. Para alguien como ella, era una existencia perfecta».

Sin embargo, la tranquila existencia de Amahle se verá alterada cuando en uno de esos collares de memoria reciba un mensaje de un hombre llamado Carloman, que afirma conocerla y que le dice que no se puede fiar de la IA que controla su nave. El tipo de mensaje que hará que nuestra protagonista se empiece a plantear preguntas cada vez más difíciles y comience a buscar respuestas. Y así, lo que debería ser solo otro viaje en bucle por los planetas del Dominio se transforma en una búsqueda de pistas que le ayuden a comprender cuál es la verdadera razón de que nada cambie en los primitivos mundos qué visita. Y cuál es el precio real que se paga por esa existencia tan estable pero carente de progreso o libertad verdadera.

Es increíble como en una novela tan corta, unas ciento cincuenta páginas, Hamilton y Powell se las arreglen para presentarnos un universo tan grande y complejo a través de pequeñas pinceladas. Que podamos experimentar nosotros también las vidas de los que llevan los collares nos permite descubrir los mundos del Dominio de primera mano y así, con esas pequeñas historias dentro de la historia principal ir armando un rompecabezas mucho más grande y complejo que esconde además de muchos secretos, una historia de amor que va más allá del tiempo y el espacio.

«¿Por qué querría alguien que es capaz de volar entre las estrellas que todo siga igual?».

Inmortalidad, viajes interestelares, mundos por explorar, conspiraciones, IAs, amor, revolución… Light Chaser. Surcaluz, de Peter F. Hamilton y Gareth L. Powell es una novela corta que nos presenta un universo complejo y fascinante. Que tiene un primer capítulo que les volará la cabeza y los dejará con ganas de más. Pues es un libro que tiene la información tan bien dosificada que nos hace querer seguir leyendo para ir hallando respuestas a sus muchos secretos. Además, la novela esconde una historia de amor que vale la pena descubrir. Gracias a Red Key Book por apostar por ciencia ficción en formatos cortos y a Jesús Jiménez Cañadas por la traducción. Es lo primero que leo de los autores, pero no será lo último.

¿Han leído Light Chaser. Surcaluz? ¿Les llama la atención?
Enlace: http://inthenevernever.blogs..

CONOCIENDO AL AUTOR

- Hamilton es un escritor británico de scifi especializado en el subgénero de la ópera espacial. Es el autor inglés más vendido en este género con más de dos millones de copias vendidas.

- Powell es otro autor británico conocido por hacer uso de la ciencia ficción como vehículo para explorar grandes ideas y temas de identidad, pérdida y condición humana.

- Ambos autores han ganado numerosos premios dentro del género, convirtiéndose en referentes de la ciencia ficción inglesa.

OPINION

"Light chaser" es una space ópera muy corta, su extensión ronda las 150 páginas, inusual en el género, donde se explora la condición humana, la memoria, la lucha de clases y el sometimiento de las civilizaciones al sistema. Sí, todo en una novela de ciencia ficción. Por qué no. La buena ciencia ficción es sinónimo para mí de audacia en la imaginación y de la capacidad de sus autores para construir mundos creíbles donde explorar todas las posibilidades de desarrollo de cualquier especie.

En esta novela acompañaremos a Amahle, nuestra protagonista, en un viaje a los orígenes donde el fin se convierte en el principio de la historia y donde el amor y la memoria sentarán las bases del conocimiento perdido.

Hay algo que me ha fallado en esta historia y creo que el principal problema es su extensión. Me ha faltado más desarrollo y profundidad en los personajes, me he quedado con la sensación de conocerlos a base de pinceladas. Considero que parte de un buen planteamiento, pero la casualidad se impone a la ciencia. Vamos, que se me ha quedado corta y me hubiera gustado mucho más desarrollo, imposible profundizar en 150 páginas. Aún así la considero una buena novela para quien quiera iniciarse en el género.

Agradezco infinitamente a la editorial el envío del ejemplar. Ojalá sigáis apostando por estas historias.

Amahle es una surcaluz, una humana con ADN mejorado que la hace prácticamente inmortal. Por ello, es capaz de surcar el espacio en su nave y visitar distintos planetas, donde recoleta collares de memoria que graban las vidas de sus habitantes. Pero, de repente, comienza a ver algo extraño en esas memorias; algo que hace que se replantee ciertas cosas...

Con esta premisa nos adentramos en una historia corta de ciencia ficción, donde el espacio y las naves espaciales se combinan con una trama llena de misterio y revolución.

Es cierto que al principio me costó un poco entrar en la historia, ya que emplea un vocabulario técnico y algunos términos que no entendía pero, al poco de empezar, vas conociendo a Amahle y su forma de vida, y te vas adentrando en el misterio que debe desvelar, encontrándote deseando que siga analizando collares, descubriendo a su ritmo lo que oculta su mundo.

Es una historia de descubrimiento, de recuerdos y de revolución que, a pesar de su corta extensión, me ha parecido que no deja cabos sueltos y tiene un muy buen final.

Amahle carga con el peso de toda la narración, con apariciones esporádicas de otros personajes, y me ha encantado ver cómo evoluciona a medida que va descubriendo la verdad.

Por poner una pega, he echado en falta algún tipo de glosario o nota al pie que explicara los términos más técnicos, pero esto no ha sido impedimento para que disfrutara la historia.

Me ha sorprendido gratamente, pues esperaba una "space opera" donde lo único que importara fueran las naves y me encontrado con una trama más completa e intrincada, que es lo que más me ha enganchado.

En general, una historia de ciencia ficción que atrapa con su trama y donde encontramos a una protagonista que dará un giro completo a su vida a medida que descubre la verdad sobre su mundo.

"Eso es justo lo que soy, un cometa. Una vagabunda congelada que se desliza por la oscuridad y apenas se calienta brevemente con la luz del sol antes de seguir recorriendo la siguiente vuelta de una órbita larga y solitaria..."
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Otra nueva sorpresa que lanza esta editorial, y que debo apoyar y alabar porque es increíble cómo en tan pocas páginas, estos autores han sabido recrear todo un universo que resulta atractivo y te deja con ganas de profundizar.
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Una trama que comienza planteando incógnitas y que nos va sugiriendo respuestas a lo largo de la narración, como por ejemplo lo que es un surcaluz, qué papel tiene en ese mundo, quién es Carloman, que aparece de manera reiterativa; o qué es el Dominio y qué sistema de gobierno representa.
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Curiosamente, en un estilo futurista vamos descubriendo el pasado de la protagonista y de su complicación en el devenir político del sistema planetario.
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Nos enteramos que Amahle forma parte de un proyecto científico para detener el paso del tiempo y conseguir así la inmortalidad, manipulando el ADN. Y cómo todo está controlado por las I.A., que hacen el papel de guardianes inquisidores para que solo se recuerde lo necesario de vidas pasadas.
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Me ha gustado mucho también ver mundos que estaban en una escala de evolución estancada y que los mantienen de esta forma por interés, anulando cualquier brote de rebeldía que podría hacerlos desarrollar.
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La narrativa te atrapa y te transporta por el espacio gracias a una estupenda traducción también.
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Prácticamente se lee del tirón, y yo lo recomendaría para todo amante de la ciencia ficción o lectores que desean iniciarse en ella con un libro cortito y agradable.
Reconozco que me ha gustado mucho más de lo que esperaba, y me he quedado con ganas de conocer más cosas de este universo. Y lo mejor, ✨ me ha hecho pensar ✨🧙