Estaba en mitad de la lectura de Un manual de vida (Los pequeños libros de la sabiduría, 2020), de Epicteto, un filósofo griego de la escuela estoica, que pasó parte de su vida como esclavo en Roma y no dejó obra escrita. Se conservan sus enseñanzas gracias a su discípulo Flavio Arriano. En fin, estaba yo interiorizando los valores estoicos - por recomendación de María, mi librera de referencia, de la que ya he hablado en tantas ocasiones-, cuando vi que me habían asignado una guardia con un grupo con fama de poner a prueba la imperturbabilidad del profesorado. Ahí fui yo, armada de libros, dados narrativos y partes de conducta. Acompañada de Epicteto, cuyos modelos eran Sócrates y Diógenes, a los que estaba convencido de que él no alcanzaría y tampoco lo harían sus discípulos. Me gusta lo realista y pragmático del pensamiento de este hombre. Es importante ser consciente de lo que uno puede controlar y de lo que no. También lo es saber qué persona queremos ser. No encontrar excusas, ser moderados, humildes y felices. No sé qué pensarán los alumnos cuando nos encontramos, frente a frente, por primera vez. Tampoco es algo en lo que hubiera pensado hasta ahora. Quizá mi existencia esté más influenciada por los estoicos de lo que hubiera imaginado. El caso es que, de todo lo que sucede, incluso de una guardia multitudinaria a un grupo revoltoso, he aprendido a sacarle algo interesante, algo de lo que aprender, algo en lo que contribuir y algo que me haga reír. Enlace: https://www.instagram.com/mi.. + Leer más |