Le miré y me di cuenta de que lloraba a raudales. Sus ojos parecían dos manantiales. Siempre me ha dado una gran pena ver a un hombre llorar.
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Le miré y me di cuenta de que lloraba a raudales. Sus ojos parecían dos manantiales. Siempre me ha dado una gran pena ver a un hombre llorar.
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La verdad es que, cuando un hombre comete algo malo, es capaz de predecir cualquier clase de desgracia, del mismo modo que los pájaros barruntan las tormentas.
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- ¡Ay Yemelia! ¡Ahora resulta que has vendido tu alma por una simple moneda de cobre!
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En aquella época yo tenía la firme convicción de que todo hombre debe servir para algo, de que debe de tener un oficio u otro.
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¡A veces me asombraba yo mismo al comprobar hasta qué punto puede aniquilar a un hombre la bebida!
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En resumen, pronto descubrí que, en el aburrimiento cada vez mayor de mi existencia, un hombre como aquél podía ser un verdadero tesoro.
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¿Cuál es el órgano que trasplantan a Cora?