La mujer sin sepultura

La mujer sin sepultura es una historia de las que duelen, desgarran y entristecen. Podría parecer que solamente nos vamos a encontrar oscuridad pero nada más lejos de la realidad. Hay una luz que brilla con tanta fuerza que hace que ésta desaparezca. Una luz que te ciega, te fascina y tiene nombre propio, Zulija Udai.

¿Sabes de quién se trata? ¿Te suena su nombre? Seguro que no. Yo nunca había oído hablar de ella pero, a partir de ahora, ya no la voy a olvidar.
Zulija es una mujer silenciada por la historia. Una mujer increíble que rompió barreras y renunció a lo que más quería para luchar por lo que ella creía que era lo correcto. Una mujer valiente, independiente, a la que nunca le importó lo que de ella opinaran los demás. Una mujer fascinante a la que todo el mundo tendría que conocer y admirar.

Assia Djebar le hace un homenaje a través de esta historia que mezcla ficción y realidad. Nos da a conocer a esta gran mujer a través de diferentes voces, todas ellas de mujeres. Mujeres que la han conocido y la han admirado. Mujeres que han estado presentes, de alguna manera, en su vida.

Ha sido una muy buena manera de descubrirla, conocerla y comenzar a admirarla. A medida que se acercaba el final, la luz tan brillante iba perdiendo fuerza hasta que finalmente se apagó y ya no consiguió ocultar la oscuridad. En ese momento me he dado cuenta que el sentimiento de tristeza me ha acompañado durante toda la lectura pero no lo podía notar porque a mi lado, de mi mano, sentía la presencia de Zulija. He llegado al final y he sentido cómo me iba soltando la mano y a la vez me pedía permiso para marchar. En ese momento, de forma abrupta, ha vuelto la temida oscuridad cargada de tristeza y melancolía, acompañada de unas lágrimas a punto de brotar. He dejado que se marchara sin que ella supiera que en realidad siempre estará conmigo, en mi corazón y pensamiento. He dejado que se marchara pero no sin antes hacerle una promesa, se acabó el injusto silencio.
Deseo con todas mis fuerzas que su historia se lea y se conozca. Por mi parte, cada vez que piense en ella también pensaré en todas esas mujeres que han sido injustamente silenciadas. No lo haré con tristeza. Lo haré con ilusión y esperanza porque espero que gracias a los libros las pueda seguir descubriendo, conociendo y admirando.
Gracias a @babelioespanol y @armaeniaeditorial por hacerme llegar el ejemplar.
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Gracias a una prosa cargada de lirismo y poesía y de la mano de su autora, Assia Dejebar, somos testigos de la historia y vicisitudes de Zulija, una mujer que desafió a todos y que luchó por aquello en lo que más creía. Estamos en la primera mitad del siglo XX, en una época convulsa, en un país que lucha por su independencia, Argelia y donde una mujer desafió a las autoridades y a toda una comunidad. Zulija fue esposa de tres hombres, madre de cuatro hijos y a todos amó a su manera. Quiso luchar por lo que creía, por lo que ella pensaba que era lo justo y no dudó en subir al monte a luchar junto a los partisanos.
A través de la voz de varios personajes, de sus hijas, de sus vecinas, de sus familiares y hasta de la propia Zulija, nos vamos adentrando en esa vida tan intensa y convulsa. Poco a poco vamos desgranando lo que pudo haber ocurrido, sintiendo lo que sienten sus hijas y sobre todo somos capaces de ponernos en la piel de la partisana cuando le habla con amor a su hija pequeña. La autora hace un ejercicio estupendo donde mezcla la realidad y lo que pudo ocurrir de una forma que consigues interesarte por su vida a pesar de saber el desenlace.
Nos muestra un país devastado, unas costumbres que se afianzan más y mas a costa de la libertad de los individuos, pero sobre todo vemos la lucha de las mujeres por ser mujeres libres y luchar por ellas y por sus hijos.
La mujer sin sepultura es también un homenaje aquellas personas que no tienen un lugar físico donde descansa su cuerpo y donde sus seres queridos no pueden llorarles. Da igual el país, el continente o el conflicto bélico, siempre habrá una mujer o un hombre sin sepultura. Por eso este libro pretende rendir homenaje a una mujer sin igual, una gran desconocida cuya lectura permite conocer y adentrarte en su vida. Pero también, y como he dicho, es un homenaje a todos aquellos que no tienen una pedazo de tierra en el que descansar.
Ánimo a que se adentren en la vida de una mujer valiente que luchó por lo que mas quería y en aquello en lo que creía.

A través de la intertextualidad Assia Djebar, una de las voces más críticas entre los escritores árabes que estudió en Francia y fue miembro de la Academia Francesa, además de ganadora de prestigiosos premios como el Marguerite Yourcenar en 1997, homenajea en La mujer sin sepultura a una figura de la historia más silenciada de su Argelia natal. Es una historia estremecedora, dura y triste en la que confluyen varios géneros, entre la novela testimonial y la biografía. Es la historia de Zulija Udai, una heroína de la guerra de independencia argelina (1954-1962) que ahora resurge con fuerza desde la memoria de otras mujeres, desde las voces de aquellas que la conocieron en profundidad, como las voces de sus propias hijas Hania y Mina, la voz de su cuñada Zora o la voz de su amiga doña Lionne. Voces intercaladas con la de la propia Zulija, que emerge desde la ficción para dar forma a sus pensamientos.
Voces que nos cuentan que Zulija fue la primera mujer árabe de la región en obtener un diploma escolar, que hablaba fluidamente el francés, que vestía como una europea y sin velo cuando se le antojaba, que se divorció dos veces y tras el asesinato de su tercer esposo, miembro del maquis, decidió tomar su relevo como guerrillera en la lucha contra los colonizadores franceses, actuando de enlace entre la ciudad y la montaña.
Y la propia voz de Zulija nos cuenta como fueron sus últimas horas antes de morir, antes de ser ejecutada y quedar insepulta… Pues su cuerpo nunca fue recuperado por su familia.
Voces de mujeres todas ellas que narran la historia de una mujer extraordinaria, valiente e independiente, que organizó toda una red de mujeres para apoyar a los guerrilleros que luchaban por la independencia de un territorio colonizado por una cultura extraña, unos guerrilleros que prometían luchar también por el voto de las mujeres argelinas... aunque todo acabara siendo un espejismo para ellas.
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