La mujer sin sepultura

A través de la intertextualidad Assia Djebar, una de las voces más críticas entre los escritores árabes que estudió en Francia y fue miembro de la Academia Francesa, además de ganadora de prestigiosos premios como el Marguerite Yourcenar en 1997, homenajea en La mujer sin sepultura a una figura de la historia más silenciada de su Argelia natal. Es una historia estremecedora, dura y triste en la que confluyen varios géneros, entre la novela testimonial y la biografía. Es la historia de Zulija Udai, una heroína de la guerra de independencia argelina (1954-1962) que ahora resurge con fuerza desde la memoria de otras mujeres, desde las voces de aquellas que la conocieron en profundidad, como las voces de sus propias hijas Hania y Mina, la voz de su cuñada Zora o la voz de su amiga doña Lionne. Voces intercaladas con la de la propia Zulija, que emerge desde la ficción para dar forma a sus pensamientos.
Voces que nos cuentan que Zulija fue la primera mujer árabe de la región en obtener un diploma escolar, que hablaba fluidamente el francés, que vestía como una europea y sin velo cuando se le antojaba, que se divorció dos veces y tras el asesinato de su tercer esposo, miembro del maquis, decidió tomar su relevo como guerrillera en la lucha contra los colonizadores franceses, actuando de enlace entre la ciudad y la montaña.
Y la propia voz de Zulija nos cuenta como fueron sus últimas horas antes de morir, antes de ser ejecutada y quedar insepulta… Pues su cuerpo nunca fue recuperado por su familia.
Voces de mujeres todas ellas que narran la historia de una mujer extraordinaria, valiente e independiente, que organizó toda una red de mujeres para apoyar a los guerrilleros que luchaban por la independencia de un territorio colonizado por una cultura extraña, unos guerrilleros que prometían luchar también por el voto de las mujeres argelinas... aunque todo acabara siendo un espejismo para ellas.
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