El hijo de la alemana

El hijo de la alemana de Francisco Díaz Jiménez me ha superado. Su forma tan expresiva y descriptiva de escribir hacia que fuese más lenta la lectura, y que incluso perdiese el hilo de la trama.
Está estructurado en tres narraciones que se van entrelazando, y que en mi opinión es demasiado enrevesado. Una explicación del pasado de Abelardo, el protagonista; otra es su presente; y la última son las páginas de su diario personal, donde escribe de una forma más descriptiva, si cabe.
Se distinguen estas tres partes por la tipografía, y eso es un punto a favor. Pero apenas hay diálogos y no hay una separación clara entre capítulos.
La historia tampoco me ha gustado mucho. Un niño con aspiraciones de grandeza, creadas por su madre, con un final un poco trágico.
Quizás no sea un libro para mi, perdía el hilo constantemente, había palabras que no había leído en mi vida, y aunque las entendiese, tampoco había necesidad de escribirlo todo de la misma manera.

"El hijo de la alemana" es una novela de Francisco Díaz Jiménez, profesor de Filosofía y colaborador periodístico que irrumpe en el mundo literario con matrícula de honor.

A lo largo de casi cuatrocientas páginas desgrana la vida de Abelardo, el hijo de la alemana. Un niño de pueblo con aspiraciones de grandeza heredadas de su madre, quién siempre quiso algo más para su hijo y para ella misma.

La insatisfacción constante, las falsas apariencias, la falta de compromiso, el "mirarse su propio ombligo" (tal y como dice su mujer, Marga) acaban desembocando en un desenlace trágico para Abelardo.

El texto está escrito en diferentes tiempos y a través de diferentes narradores. Aparecen múltiples pasajes del diario personal del protagonista, el cual utiliza un lenguaje y una expresión mucho más enrevesados que la del narrador omnisciente. Estos pasajes, en mi opinión, enlentecen la lectura, pero nos permite conocer la manera de entender el mundo que tiene el personaje.

Hay fragmentos que me han parecido sublimes.

Primero ha sido un libro accidentado, me fui de vacaciones y me lo olvidé pero supongo que era mi inconsciente pues era una lectura demasiado densa.
El protagonista Abelardo nos va desgranando su vida a través de personas importantes que han formado parte de ella. El exceso de palabras para explicar algo , el lenguaje rebuscado en algunas ocasiones o una comparación literaria continua te sacaba del relato. La letra cursiva no ayuda nada cuando está escribiendo su diario de refllexione.Siento no ser positiva en la crítica pero es muy denso y quizá no era la mejor lectura para el verano.