El corazón es como el motor de un coche, que hay que ponerlo al límite de vez en cuando por que, si no se estropea, la inactividad lo acaba matando todo.
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El corazón es como el motor de un coche, que hay que ponerlo al límite de vez en cuando por que, si no se estropea, la inactividad lo acaba matando todo.
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Aunque quieras dejar de jugar la partida nunca se termina.
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Se ha pasado tantos años tratando primero de ser quien debía ser, y más tarde, tratando de ser la persona que los demás creían que era, que apenas ha tenido tiempo para descubrir quién es ella en realidad. Esa sensación de vacío, de oquedad, retumba en su interior cada vez con más fuerza, y aquello realmente genuino que hay en ella prácticamente ya ni se aprecia.
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El corazón es como el motor de un coche, que hay que ponerlo al límite de vez en cuando por que, si no se estropea, la inactividad lo acaba matando del todo.
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En las relaciones, todas las personas tienen un depósito que mide lo que pueden llegar a soportar. Cuando este recipiente se llena, la tensión se vuelve inaguantable y, después, la relación se acaba.
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La gente valora lo que tiene en función del esfuerzo que le ha supuesto conseguirlo.
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Solo los perdedores y los fracasados dejan a medias lo que empiezan
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10 negritos