¿Dónde estaríamos sin nuestros muertos, que sería nuestra salud sin los enfermos, nuestra felicidad sin los fracasados, nuestro valor sin los cobardes?
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¿Dónde estaríamos sin nuestros muertos, que sería nuestra salud sin los enfermos, nuestra felicidad sin los fracasados, nuestro valor sin los cobardes?
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Que todo lo importante y lo indignante de la vida no es más que una repetición de nuestros sueños; que todo lo que ocurre ha ocurrido tantas otras veces ya; que hay que sufrir el mismo dolor un número ilimitado de veces.
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[...]; el espacio, esa laguna donde idílicos barcos de nubes se deslizan impulsados por los vientos; el espacio tal y como se nos muestra cuando todavía nos movemos exclusivamente en ese simple agujero en el planeta donde hemos nacido y nos hemos criado, donde hemos sido agredidos o agresores y donde vamos a morir a la mayor brevedad, ese espacio es tan solo una mentira para quien ha experimentado por entero su soledad inconmensurable, devoradora, amarga, encadenado a un campo de metal reluciente y sin nada que cubra o proteja, excepto la más intensa, la más sola de las desolaciones del espacio entero, cuya atroz extensión no nos atrevimos a considerar mientras vivíamos en nuestro agujero en el planeta; es como un pozo sin fondo, nos inclinamos más y más con la esperanza de ver agua, de ver algo concreto, no solo aquel vacío aterrador, y al final nos inclinamos tanto que nos caemos dentro, y entonces caemos y caemos toda la vida, sin conocer nada más que esa precipitación sin destino y nos morimos cayendo sin cesar y sin tener ningún fondo; en realidad, nos aniquilan durante la caída y nos engulle el vacío después de ese intento vano y ridículo de llenarlo de sentido, del sentido de la búsqueda de un fondo.
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Estás solo en el espacio, arrojado en él como una balsa en el mar, expuesto a él como una diana a los dardos, ya no te es dado librarte huyendo de tu sentencia, y puede ocurrir cualquier cosa. Cabe esperar águilas o cucos que caigan de las estrellas y se estampen contra ti, ya que eres lo único blando en el mundo entero, un lugar en el que puede hundirse un pico, un lugar en el que puede hincarse una garra; cabe esperar meteoros o cualquier cosa que te desgarre el pecho descubierto, desnudo ante la infinitud, pero entonces ocurre sin más que el espacio empieza a cantar, el espacio empieza a cantar de soledad. "Solamente", pero no, no es "solamente", es más que de sobra, por desgracia.
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Son considerados los padres de la filosofía occidental: