El verdadero y único personaje que me interesa es el lector, en la medida en que algo de lo que escribo deba contribuir a mutarlo, a desplazarlo, a extrañarlo, a enajenarlo.
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El verdadero y único personaje que me interesa es el lector, en la medida en que algo de lo que escribo deba contribuir a mutarlo, a desplazarlo, a extrañarlo, a enajenarlo.
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Olvidate de la perras. Rajá, jauría, tenemos que pensar, lo que se llama pensar, es decir sentir, situarse y confrontarse antes de permitir el paso de la más pequeña oración principal o subordinada
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Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al verse. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.
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Total parcial: te quiero. Total general: te amo
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Fauconnier tenía razón, para gentes como ella el misterio empezaba precisamente con la explicación. L
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—No aprendas datos idiotas —le aconsejaba—. Por qué te vas a poner anteojos si no los necesitas. La Maga desconfiaba un poco. Admiraba terriblemente a Oliveira y a Etienne, capaces de discutir tres horas sin parar. En torno a Etienne y Oliveira había como un círculo de tiza, ella quería entrar en el círculo, comprender por qué el principio de indeterminación era tan importante en la literatura, por qué Morelli, del que tanto hablaban, al que tanto admiraban, pretendía hacer de su libro una bola de cristal donde el micro y el macrocosmo se unieran en una visión aniquilante. |
A veces me convenzo de que la estupidez se llama triángulo, de que ocho por ocho es la locura o un perro.
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Nuestra verdad posible tiene que ser invención, es decir escritura, literatura, pintura, escultura, agricultura, piscicultura, todas las turas de este mundo. Los valores, turas, la santidad, una tura, la sociedad, una tura, el amor, pura tura, la belleza, tura de turas.
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Hay ríos metafísicos, ella los nada como esa golondrina está nadando en el aire, girando alucinada en torno al campanario, dejándose caer para levantarse mejor con el impulso. Yo describo y defino y deseo esos ríos, ella los nada. Yo los busco, los encuentro, los miro desde el puente, ella los nada.
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En seguida me di cuenta que no me necesitabas. Hacíamos el amor como dos músicos que se juntan para tocar sonatas.
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Como agua para chocolate