Ni siquiera es solo su compasión pasajera y determinada por la ocasión: es intención premeditada de hacer el bien; es la solicitud de la beneficencia; es la virtud más hermosa de las almas más hermosas
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Ni siquiera es solo su compasión pasajera y determinada por la ocasión: es intención premeditada de hacer el bien; es la solicitud de la beneficencia; es la virtud más hermosa de las almas más hermosas
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¡Nos recomiendan tanto tener buen corazón! Y luego nos prohíben seguir lo que él nos inspira, cuando es por un hombre. Eso tampoco es justo
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Le estaría mirando siempre si no temiera cruzarme con sus ojos
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Me levantó y mi perdón fue sellado en aquel mismo canapé en el que usted y yo sellamos, tan alegremente y del mismo modo, nuestra ruptura
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Leo un capítulo del Sofá, una carta de Eloísa y dos cuentos de La Fontaine, para recordar los distintos tonos que quiero adoptar
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La felicidad perfecta que halla creyéndose amado por mí, me une verdaderamente a él
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Por mucha gana que una tenga de darse, por mucho que le urja, aún así ha de tener un pretexto; y, ¿acaso hay otro más cómodo para nosotras, que aquel que hace que parezca que hemos cedido a la fuerza?
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De todas las mujeres a las que ha regalado sus atenciones, con éxito o sin él, no hay ninguna que no lo haya lamentado. Solo la marquesa de Merteuil es la excepción que confirma esta regla general
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Sabe calcular todos los horrores que un hombre puede permitirse sin comprometerse; y, para ser cruel y perverso sin peligro, ha elegido a las mujeres como víctimas
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Su pudorosa turbación bastó para demostrarme que su corazón había palpitando de amor y no de temor
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises