Un libro es como un espejo y que no es uno el que lee los libros sino los libros los que lo leen a uno.
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Un libro es como un espejo y que no es uno el que lee los libros sino los libros los que lo leen a uno.
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Pues eso era lo que le pasaba al Zarco: no había nada que quisiese tanto como ser libre, y al mismo tiempo no había nada que temiese tanto como ser libre.
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el Zarco quería y no quería seguir siendo el Zarco, quería y no quería cargar con su leyenda, con su mito y con su apodo, quería ser una persona y no un personaje y al mismo tiempo quería seguir siendo, además de una persona, un personaje.
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Aunque nos tranquiliza mucho encontrar una explicación para lo que hacemos, la verdad es que la mayor parte de lo que hacemos no tiene una sola explicación, suponiendo que tenga alguna.
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Porque a los dieciséis años todas las fronteras son porosas, o al menos lo eran entonces.
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Una virtud lllevada al extremo es un vicio.
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Lo que sí sé es que un abogado y un delincuente no están en los dos lados de la ley, porque un abogado no es un representante de la ley sino un intermediario entre la ley y el delincuente. Esto nos convierte en tipos equívocos, de moral dudosa : nos pasamos la vida tratando con ladrones, asesinos y psicópatas y, como los seres humanos funcionamos por ósmosis, lo normal es que acabemos contaminados por la moral de ladrones, asesinos y psicópatas.
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Pero es que los tipos duros de verdad casi siempre son pobres hombres.
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Novela de ciencia ficción, escrita por Richard Matheson, en 1975 se titula: "En algún lugar del _________"